El líquido recorre la vía y algunos cachimbos han comenzado a desbordarse. (Foto Juan Pablo Ron)
Ana Rodríguez Brazón
Con las puertas cerradas viven los vecinos de la tercera calle del barrio Los Naranjos, al sur de Valencia. Un intenso derrame de aguas negras, que data desde hace dos meses afecta la convivencia de los lugareños, quienes dijeron estar cansados de llamar a la Compañía Anónima Hidrológica del Centro (Hidrocentro).
El líquido recorre toda la vía y algunos cachimbos han comenzado a desbordarse, situación que mantiene descontentos a los habitantes pues al salir de sus casas deben esquivar las aguas negras. Para mermar el bote, los vecinos retiraron la tapa de la alcantarilla y colocaron obstáculos para advertir sobre la anomalía.
Yolanda Rodríguez comentó que las veces que ha llamado a la hidrológica, ha pasado hasta 20 minutos en el teléfono sin recibir atención. “No es posible que marco y cuando me dicen que van a atender sólo se oye una música y después de un buen rato se cae la llamada. Muy pocas veces he tenido suerte para que me escuchen y cuando lo hacen me dicen que el caso ya fue atendido”.
Rodríguez agregó que todo el sector se encuentra colapsado, por lo que es necesario realizar reparaciones inmediatas debido a que muchos niños han enfermado de la piel y los mosquitos se meten constantemente en los hogares.
A la hora de comer, José Reyes y su familia deben mantener trancada las puertas y ventanas, además de pasar su tiempo libre en el patio ya que el olor es insoportable. “Aquí hemos hecho de todo. Calles trancadas, protestas y nadie nos ha prestado atención. En una ocasión secuestramos una patrulla de la policía y la llevamos a Hidrocentro, destaparon la cloaca pero a los días volvió a colapsar”, sentenció.
Reyes explicó que el responsable del colapso en los colectores de la comunidad es un famoso establecimiento de comida rápida ubicado en la avenida Sesquicentenaria. “Este local está perjudicando el bienestar de la comunidad. Ya no sabemos con quien hablar, toda la grasa que botan del comercio atraviesa las tuberías y por ello se derraman”.
Cuando llueve el panorama empeora, las cloacas brotan por los baños de las viviendas y los afectados recurren al uso de tapones para frenar el desbordamiento. Vilma Rivero pidió a la empresa estatal auxilie al sector, ya que no soportan seguir viviendo con estos olores putrefactos.
Quienes poseen bodegas ya no saben cómo lidiar con la situación. Augusto Jiménez comento que coloca ambientadores y utiliza insecticidas para alejar a los insectos. Además, las condiciones antihigiénicas lo obligan a abrir a medias su negocio.
Jiménez lamentó que su hijo, quien trabaja con un negocio de comida frente a su casa, no puede percibir los ingresos de su comercio porque es imposible mantenerse por largos períodos en la calle.
Servicio de aseo es deficiente
Sumado a los olores nauseabundos que desprende el bote, la acumulación de basura es otra calamidad en el sector. El aseo urbano no pasa con regularidad, por lo que las moscas han proliferado considerablemente.Vilma Pirela comentó que “supuestamente es porque no hay suficientes camiones para cubrir la demanda del sector, pero es una situación muy molesta”.Algunos vecinos llevan las bolsas a otras comunidades, especialmente a San Agustín del Sur, pero la acción entorpece en muchos casos, el bienestar de otros habitantes, por eso exigieron a los trabajadores del aseo colaboren con la recolección de la basura