En 1985, muere en un accidente automovilístico el cantor popular venezolano Alí Primera.
Su etapa de compositor y cantante comienza paralelamente con sus estudios universitarios, destacándose por la temática contestataria de sus composiciones y su potente voz. Aún cuando fue vetado por los gobiernos de turno de la IV República, y por los medios privados de comunicación, sus canciones siguen enraizadas en el corazón del pueblo venezolano.
En la noche del 16 de febrero de 1985, un accidente automovilístico en una autopista de Caracas le arrebató la vida, cuando contaba con apenas 42 años. Salía de una sesión de grabación para su nuevo proyecto discográfico. Completado por su hermano José Montecano y los hijos y sobrinos de Alí, el álbum "Por si no lo sabía", fue el único que promocionó la televisión de ese entonces, pues Alí siempre fue censurado por los medios de comunicación, en alianza con el poder político.
El tiempo y la realidad mantuvieron sus canciones enraizadas en el corazón del pueblo venezolano. En vez de permanecer congelado en la memoria, su canto sigue latente, acompasando el pulso del pueblo que lo canta y vibrando con el paso de las nuevas generaciones.
Su etapa de compositor y cantante comienza paralelamente con sus estudios universitarios, destacándose por la temática contestataria de sus composiciones y su potente voz. Aún cuando fue vetado por los gobiernos de turno de la IV República, y por los medios privados de comunicación, sus canciones siguen enraizadas en el corazón del pueblo venezolano.
En la noche del 16 de febrero de 1985, un accidente automovilístico en una autopista de Caracas le arrebató la vida, cuando contaba con apenas 42 años. Salía de una sesión de grabación para su nuevo proyecto discográfico. Completado por su hermano José Montecano y los hijos y sobrinos de Alí, el álbum "Por si no lo sabía", fue el único que promocionó la televisión de ese entonces, pues Alí siempre fue censurado por los medios de comunicación, en alianza con el poder político.
El tiempo y la realidad mantuvieron sus canciones enraizadas en el corazón del pueblo venezolano. En vez de permanecer congelado en la memoria, su canto sigue latente, acompasando el pulso del pueblo que lo canta y vibrando con el paso de las nuevas generaciones.
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