Julian Assange, fundador de Wikileaks y responsable de publicar documentos secretos sobre los entresijos de las relaciones diplomáticas a ambos lados del Atlántico, se ha propuesto convertirse en mentor y protector de Edward Snowden y, no contento con marcarle la hoja de ruta de los países a los que debe acudir para pedir amparo, parece que también va a asesorarle en materia legal para su defensa compartiendo con él abogado.
Aunque Baltasar Garzón matizó ayer a la agencia Efe que «no defiende ni asesora» por el momento al ex agente de la CIA, los mentideros aseguran que el ex juez español se hará cargo del caso. El que fuera magistrado de la Audiencia Nacional, que se encuentra en Haití trabajando en un proyecto de su fundación, dijo telefónicamente que Wikileaks le había solicitado la defensa de Snowden, pero aún no había aceptado «hasta que estudie el caso». En un comunicado difundido ayer en su página oficial, Wikileaks reproduce textualmente una supuesta declaración oficial del ex magistrado en la que se muestra interesado en «preservar los derechos de Snowden y protegerlo como persona».
Garzón es abogado de Assange, refugiado desde hace un año en la embajada ecuatoriana en Londres para evitar su entrega a Suecia, país que quiere interrogarlo por supuestos delitos sexuales que él niega y desde el que podría ser extraditado a Estados Unidos, donde se le acusa de espionaje. El año pasado, el Tribunal Supremo de España condenó al ex magistrado a once años de inhabilitación por su orden de escuchar conversaciones telefónicas relacionadas con un caso de corrupción.
Coincidiendo con el primer aniversario de su encierro, el australiano, que se ha subido al carro de Snowden para que el mundo entero no se olvide de su cara, concedió el sábado una rueda de prensa telefónica en la que recomendó al ex informático de la CIA que pidiera asilo político en Islandia, adalid mundial de la libertad en internet, para no acabar siendo deportado a Estados Unidos, donde le acusan de espionaje.
Assange se dirigió a sus seguidores desde el balcón de la Embajada de Ecuador en Londres en compañía del ministro de Asuntos Exteriores ecuatoriano, Ricardo Patiño, quien se reunió luego con su homólogo británico, William Hague, pero no lograron ningún avance en el caso.
El año pasado, durante una de las visitas a su cliente, el que fuera magistrado de la Audiencia Nacional, que no cobra una libra al «hacker» australiano porque asegura que cree en su causa, se mostró encantado con representar al fundador de Wikileaks, al que considera «guerrero de espíritu». «Mi cliente siempre ha defendido la verdad y los derechos humanos y va a continuar haciéndolo y exigiendo por supuesto que se respeten los suyos propios. Siempre se ha mostrado dispuesto a responder a las autoridades suecas si se respetaban las mínimas garantías que se presuponen a un Estado de Derecho. No va a salirse de esta dinámica», comentó entonces.