viernes, 27 de abril de 2012

Los comunicadores comunitarios y alternativos ¿còmo hacerlo?


Nosotros, quienes nos atrevemos a hacer la comunicación popular, alternativa, protagónica, creativa, y con toda la buena intención del mundo, a veces nos equivocamos en los métodos, por una razón muy sencilla: queremos hacer comunicación comunitaria y alternativa, repitiendo los esquemas trillados de la radio, TV, prensa o cualquier medio comercial.
Caemos en la trampa.
Con el cuento de que determinados contenidos “le gustan a la gente”, sin detenernos a discernir porque a la gente llego a gustarle tanta basura, de la que escuchamos y vemos a diario por los diferentes medios.
Por ejemplo, y la primera falla: los locutores, locutoras, animadores, animadores, o moderadores y moderadoras,  en el caso de radio y TV, siguen engolando la voz, pretenden ser refinados, más de lo que en realidad son, y el resultado no puede ser peor: lucen acartonados, con olor a naftaleno, que trasciende los muros mediáticos. Y lo peor es que muchos juran que se la comen porque tienen voz de “locutor”  o “locutora”. No vamos redundar mucho contando ejemplos, porque solo basta sintonizar cualquier medio, salvo honrosas y contadas excepciones, en las cuales la ignorancia, la mediocridad, el desconocimiento de causa sale a flote.
O inventamos o nos jodemos. Es la consigna que los compas del comando MAC. Misión 7 de octubre ha venido usando.
Y tienen razón.
Hay que atreverse, coño.
¿Qué nos cuesta ser nosotros mismos? Visualizarnos. Reconocernos. Ver quienes somos. Como nos comportamos.
No cedamos la sabana a los medios privados, ni a los contenidos bobos, que no tienen que ver con nosotros. Hay que atreverse a sentirse orgullosos de nuestro legado cultural. No lo escondamos. Somos muy buenos, pero no nos lo creemos.
¿Qué vaina es esa?
Y ahora si vamos de anécdota:
En uno de los encuentros realizados en algún lugar del país. El Minci, regaló a los representantes de los MAC, la serie “Venezuela Demo” y algunos discos editados por el CENDIS. Cuando venía con uno de ellos, quien tiene una emisora habilitada aquí en el estado Zulia, me dice: ¡Nojoda, quien  va a poner esta verga! Lo guardaré en el depósito para que las cucarachas se los coman.
“Cosas veredes”, le diría Don Quijote a Sancho Panza.
Esas cosas le escuchamos a muchos de nuestros comunicadores, quienes a falta de imaginación y de creer en nosotros mismos, repiten la mediocre y trillada programación de los medios privados, con la excusa de que se corren los clientes.
Voy a permitirme citar a Vicente Romano en su libro: “La violencia mediática” (Caracas, 2012):
“El concepto de servicio público descansa en tres principios básicos: independencia, pluralidad de opiniones y acceso universal. La independencia implica el derecho de productores y autores a hacer programas sin interferencias del gobierno o de las instituciones estatales, o sea, ausencia de estética oficial.”
“Idealmente, una comunicación y unos medios entendidos como servicio público deberían proporcionar informaciones y argumentos necesarios para formarse una opinión propia y entender inteligentemente el medio humano (la sociedad y su funcionamiento económico, político, cultural, etc.), a fin de dominarlo, y no ser víctima de él. La independencia de los autores (comunicadores) implica también el derecho a desafiar las actitudes y prejuicios establecidos, a provocar y hasta irritar a ciertos sectores de la audiencia, a experimentar con nuevos formatos y formas. Frente a la lógica del mercado de que la popularidad, la gran audiencia, determina la producción, el servicio público defiende el derecho del productor y del autor a ser impopulares y a ofrecer la gama más amplia posible de puntos de vista y de perspectivas.”
“Servicio público no equivale a comercialización salvaje, a darle al público lo que quiere (medido por las ventas o las cuotas de audiencia), o lo que los anunciantes y patrocinadores están dispuestos a subsidiar. Si así fuese, hay que preguntarse entonces cómo se forman los gustos y quién los determina. Donde existe interpretación, la jerarquía de intérpretes establece la jerarquía de los valores.”
Bueno, mejor no canta un gallo.
Ese es el reto compañeros, compañeras. Comunicadores, comunicadoras.
No es tan difícil. Tenemos un país rico en todos los sentidos: económico, turismo, manifestaciones culturales de todo tipo, mitos, leyendas, música por coñazo y variada.
Pregunto entonces, ¿por qué le entregamos la soberanía al vallenato y el regetton ramplones?
Son los retos que tenemos que afrontar.
Vamos a darle. “Vamos andando. Vamos despertando”, decía Ali Primera.
Vocero MAC ZULIA Comando MAC Misión 7 de octubre

No hay comentarios:

Publicar un comentario