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OPINIÓN PARA LLEGAR AL 7 DE OCTUBRE

Héctor Agüero

Para llegar al 7 de octubre la oposición tiene que  sacarse de la cabeza la tentación de exhibir las garras y los colmillos prehistóricos que le surgen cuando se siente en derrota deben tomar en cuenta lo que sigue: Evitar la contratación de pistoleros adecos y copeyanos de segunda generación, que son más inútiles que perro cuidando  quinta, para que provoquen al pueblo en cuánto amotinamiento se les ocurra inventar o pagarle un realero a los chicos malos del Mossad vernáculo, que de paso cualquiera los  reconoce a leguas en una manifestación para y que cuiden al majunche o más aún botar el dinero ajeno que les mandan Rajoy vía el Partido Popular español trayendo a Caracasla mayor fauna de dinosaurios y bates quebrados de lo que queda del socialcristianismo continental para que balbucearan  que Chávez es muy malo y que el inodoro e insípido majunche es la última cocacola encontrada en el desierto. Estos pasos les permitiría un considerable ahorro, así como  un equilibrio en las finanzas que les otorga el Congreso norteamericano y no dar una impresión de despilfarro del dinero de los contribuyentes estadounidenses, sobre todo cuando se sabe que el antiguo coloso del norte cuenta con 15 millones de desocupados.

Para llegar todos  ilesos al 7 de octubre la dirigencia opositora sensata, que la hay, debería bajar de la tarima a los gorilas y reinventar la estrategia electoral de la derecha, aunque como dice el Comandante no se le puede pedir peras al olmo, si podrían adecentar el proceso electoral que lo ha ensuciado bastante en esta primera quincena de arranque de campaña.

Para llegar con buen pie al 7 de octubre los representantes del neoliberalismo necesitan creatividad e ideas para abrir una amplia discusión de la Venezuela de hoy. En cambio los revolucionarios  planteamos con mucha transparencia, con mucha acción  las acciones que llevamos adelante para que el pueblo venezolano pueda vivir en socialismo. Que es la única alternativa que tienen nuestros compatriotas para vivir dignamente. Estos argumentos los exponemos cada vez que tenemos la ocasión y la oportunidad.

Para llegar al 7 de octubre sin que nuevamente tengan que recurrir al golpe de estado, al paro sabotaje, al asalto de embajadas, a la agresión física a ministros, diputados  y pueblo, a la escasez manipulada de alimentos, al escarnio al cual someten a las adolescentes de nuestros barrios tratándolas en términos soeces, en fin a esa violencia física y moral que durante siglos han ejercido contra la mayoría de los venezolanos, es decir contra el pueblo.

Para llegar al 7 de octubre con madurez política la derecha  debe convencerse que el pueblo es sabio y creador, que ha alcanzado un grado de desarrollo y de conciencia social que no lo tenía en tiempos de la IV República. Que rápidamente está aprendiendo a tomar decisiones y ejercer el poder, que cree en el Poder Comunal, en su capacidad de asumir su propio bienestar sin que nadie lo explote.

Para llegar al 7 de octubre, la oposición tendría que salir de las contradicciones que la agobian o que la encalamucan, como dicen los llaneros, como la cantinflada de “Vamos a conservar las Misiones, pero Chávez no ha hecho nada”, o el hazmerreir de atacar al árbitro electoral, desprestigiarlo de manera sistemática y salir con la payasada que Chávez no quiere firmar un acuerdo de respeto al resultado de las elecciones. Creen que la gente es tonta. El Comandante Presidente ha sido el único candidato a lo largo de estos años que ha defendido, respetado y reconocido al CNE. Verdaderamente la dirigencia opositora es patética.

Para llegar al 7 de octubre entendiendo que todos somos venezolanos y venezolanas con derecho a expresar nuestros criterio, a ser respetado y a ser oídos, la oposición debería practicar la transparencia y hablar  las cosas que no se hablan del majunche. A lo mejor dejaría de ser un poco menos inodoro e incoloro y le pondría algo de pimienta al personaje.

Aunqueun zorro político como lo fue el finado Luis Herrera decía  que perro que come manteca  mete la lengua en tapara.