Hoy se cumplen 21 años de la
rebelión cívico-militar que hizo tambalear a un gobierno marcado por
importantes hechos de corrupción. El levantamiento del 4 de febrero de 1992
cambió el rumbo político de Venezuela.
A pesar de que los objetivos no
se cumplieron en Caracas, en Zulia, la región más poblada e importante de
Venezuela, el acto resultó un éxito.
El teniente coronel Francisco
Arias Cárdenas fue el encargado de comandar al grupo de militares que tomó
objetivos tan difíciles como la sede de la Dirección de los Servicios de
Inteligencia y Protección (hoy Sebin) y el Destacamento 35 de la Guardia
Nacional Bolivariana (GNB).
Muchos eventos han transcurrido
desde aquella época, pero para el teniente coronel, recién electo gobernador
del estado Zulia, los hechos de aquella madrugada del 4 de febrero se
encuentran intactos en su mente.
LOS HECHOS
“Recuerdo como si fuera ayer
cuando tomamos la residencia oficial del Gobernador. Allí había unos policías a
quienes mandé a vestir y a desarmar, luego los envié a su casa” rememora.
“A las 9:00 am me reuní con mis
tropas, leí la orden de operaciones a los oficiales, convoqué a los soldados en
el patio y esperé hasta que salieran todas las patrullas. Tenía el alma en un
hilo; solo le pedía a Dios que nos llevara a todos con bien y que no nos
permitiera causar algún daño, pero que tampoco nos lo hicieran a nosotros”,
acotó.
Arias Cárdenas afirma que ningún
soldado peleó engañado: “Todos sabían por qué hacíamos lo que hacíamos”.
LA HORA DE
RENDIRSE
Pero los militares insurrectos
debieron rendirse aunque en poco tiempo -y sin muchos problemas- habían tomado
la residencia oficial del Gobernador, la sede de la Policía Regional en Los
Patrulleros, el Palacio de Gobierno, la Base Aérea Rafael Urdaneta, el
Destacamento Aéreo de la Guardia Nacional, el Aeropuerto Internacional La
Chinita, el Comando Regional número 3, el Puente Sobre el Lago,
las instalaciones petroleras de las Costa Oriental del Lago (COL), y el
principal bastión rebelde, el Cuartel El Libertador.
La noticia de que Chávez iba
camino al Ministerio de la Defensa golpeó al comandante de la rebelión en
Zulia, que por un momento se rehusó a rendirse: “Algunos de mis muchachos
estaban molestos, pero el sacrificio era necesario, la idea no era dárselas de
guapo y morir peleando”.
CAMINO A
CARACAS
Decidido ya a rendirse, Arias
Cárdenas ofreció sus primeras declaraciones al extinto canal Radio Caracas
Televisión (RCTV). Lo que más le preocupaba al teniente coronel, era si el
pueblo entendería las razones de aquel grupo de militares, que decidieron
alzarse para mejorar las condiciones del país.
En la BARU lo esperaba un avión
Bronco que lo llevaría a Caracas para enfrentar las sanciones.
-¿Qué
pensaba mientras viajaba en ese avión?
-Solo me preocupaba dónde
seguirían combatiendo; me decían que en Valencia pero a ciencia cierta no sabía
nada
-¿Cómo fue
su llegada a La Carlota?
-Cuando bajé del avión y atravesé
el patio vi a un grupo de paracaidistas; alguno de ellos estaban acostados,
otros sentados con los brazos detrás de la nuca con sus brazaletes. A mí me
impactó mucho, así que les dije: “les traigo saludos de los soldados patriotas
que combatieron en el Zulia, aparentemente tenemos una derrota, pero estamos
seguros de que tenemos una victoria, que el pueblo entenderá lo que hicimos”.
Antes de que terminara, todos los soldados se levantaron y comenzaron a entonar
el Himno Nacional, los centinelas no sabían qué hacer, total que el gloria al
bravo pueblo es para todos.
ANTECEDENTES
Pero la intentona no surgió de la
nada, una molestia social por medidas económicas que atropellaban al pueblo y
una forma corrupta de manejar los recursos de las entonces Fuerzas Armadas
fueron parte del detonante.
Para Arias Cárdenas el cambio en
la mentalidad de algunos militares comenzó en los años 80 del siglo XX: la
interacción con algunos actores políticos de izquierda ratificó el deseo de
buscar soberanía para Venezuela.
“Muchos factores confluyeron,
pero fueron los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989 los que nos dijeron ‘es
ahora, ya el pueblo está madurando”, recordó el gobernador del Zulia.
Para los soldados resultó una
contradicción tener que salir a contener a un pueblo en el año 1989, mientras
en la clandestinidad conformaban un movimiento para defender a ese pueblo. “No
estábamos preparados”.
Pero la interacción con académicos,
cultores y políticos de izquierda le dio las bases que propiciaron una serie de
cambios: “Después de 1989 el tiempo es muy corto, todo se acelera y avanzamos
más con las discusiones, propuestas y planteamientos”, aseguró.
“Establecimos conversatorios,
debates dentro y fuera de los cuarteles. Muchos de esos líderes de izquierda
están vivos y continúan con nosotros: Roger Capella, Alí Rodríguez Araque,
Aristóbulo Isturiz, Kléber Ramírez, entre otros, se mostraron solidarios y
consecuentes”, dijo.
A DOS
DÉCADAS
Muchas cosas han cambiado en la
vida de cada uno de los militares que participaron en la rebelión. Transitar
por el camino de la política electoral fue la mejor opción para el comandante
Chávez y sus colaboradores.
Ahora, desde la Presidencia de la
República, lidera uno de los proyectos más ambiciosos; la integración de
América Latina y el desarrollo de Venezuela para lograr que sea una potencia.
-¿Cuál ha
sido la mayor enseñanza?
-Aprender haciendo política al
lado del pueblo. Nuestra comprensión ha avanzado, el Presidente ha tenido una
visión muy adelantada, construir el nuevo estado y una economía al lado del
pueblo, en mi criterio ha sido un aprendizaje positivo.
-¿Qué
falta?
-Caminar mucho más en la
construcción de la permanencia del Poder Popular, en la generación de más
riqueza y la organización de la misma.
-¿Hay
indicadores de que Venezuela ha avanzado en la disminución de la pobreza?
-Los indicadores son innegables.
La construcción de viviendas es uno de ellos; aquí jamás se habían construido
200 mil casas en un año. En algún gobierno de la Cuarta República se ofrecieron
100 mil y solo se construyeron 20 mil. Nosotros hemos triplicado, en un estado,
esa meta nacional que se fijaban los pasados gobiernos. Lograr que las familias
más pobres tengan acceso a comida barata es otro indicador.
UN BÁLSAMO
El mayor anhelo para el
comandante Francisco Arias Cárdenas es poder celebrar este 4 de febrero al lado
de su amigo y compañero de armas, Hugo Chávez Frías: “Estamos contentos por su
recuperación y sé que el triunfo en Zulia es un bálsamo que lo reconforta”,
precisó.
Para el gobernador, el 4 de
febrero será siempre sinónimo de rebeldía, generosidad, filantropía y amor
militante por la patria.
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