07 Sep. 2013.- En los próximos cuatro años, cuando culmine la vida útil del satélite Miranda, el segundo puesto en órbita en el país, ya existirá un dispositivo espacial de relevo, diseñado y ensamblado por manos venezolanas, indicó el presidente de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (Abae), Víctor Cano.
En entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), Cano dijo que la inversión realizada por el Estado, en la tecnología construida en la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos (Bamari), situada en El Sombrero, Guárico, no será solamente para los satélites Simón Bolívar y Miranda sino para los próximos dispositivos espaciales.
"No tiene sentido hacer una inversión tan grande solo para cinco años, por lo que desde Bamari también se podrá realizar el control de los próximos satélites que ensamblemos y diseñemos en convenio con otros países", señaló.
Para este ingeniero geólogo, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con especialización en sensores remotos en India y una maestría en sistemas de información geográficos en España, este nuevo dispositivo, sustituto del Miranda, se armará en el Centro de Diseño y Ensamblaje de Satélites, ubicado en Borburata, estado Carabobo.
La capacidad de ensamblaje, dijo, será de dos satélites por año y cada uno pesará hasta una tonelada, como es el caso del Miranda que pesa 880 kilogramos, lo que equivale a 0,8 toneladas.
"En este centro tendremos capacidad para diseñar, ensamblar y probar un satélite como el Miranda o que cumpla funciones parecidas", manifestó el presidente de la ABAE.
Sobre los pequeños satélites, también conocidos como satélites de órbita baja, Cano destacó que este tipo de dispositivos permiten medir las propiedades físicas de la tierra, como magnetismo, gravedad, proporción de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y la temperatura de la tierra. Otra opción satelital sería ensamblar un satélite de comunicación con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) para dar señales de ubicación.
Un simulador del ambiente espacial
El centro, que albergará hasta dos pequeños satélites, contará además con un simulador de ambiente espacial, dotado con cámaras para soportar calor y frío, así como sistemas de rayos X.
"La tecnología satelital es muy demandante porque las condiciones espaciales no tienen la protección de la atmósfera que posee el planeta tierra y que lo mantiene en condiciones más o menos estables".
Igualmente, Cano se refirió a la importancia de que Venezuela cuente con un dispositivo para la observación de la tierra, una tecnología que le ahorra al país entre 4.000 y 5.000 euros por imagen.
Desde su lanzamiento en octubre de 2012, el satélite Miranda ha capturado más de 4.000 imágenes, por lo que el Estado venezolano se ha ahorrado alrededor de 12 millones de euros, durante el primer año de vida que tiene el satélite Miranda.
Dijo que se trata no solo de tomar fotografías sino de extraer información de estas. En el caso del Miranda algunas utilidades ofrecen información sobre la cobertura vegetal, clasificación del tipo de vegetación, contenido de clorofila en el agua, monitoreo de corales en el Parque Nacional Morrocoy, en el estado Falcón, cartografía sobre cuerpos de agua, monitoreo de incendios, entre otros.
En entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), Cano dijo que la inversión realizada por el Estado, en la tecnología construida en la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos (Bamari), situada en El Sombrero, Guárico, no será solamente para los satélites Simón Bolívar y Miranda sino para los próximos dispositivos espaciales.
"No tiene sentido hacer una inversión tan grande solo para cinco años, por lo que desde Bamari también se podrá realizar el control de los próximos satélites que ensamblemos y diseñemos en convenio con otros países", señaló.
Para este ingeniero geólogo, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con especialización en sensores remotos en India y una maestría en sistemas de información geográficos en España, este nuevo dispositivo, sustituto del Miranda, se armará en el Centro de Diseño y Ensamblaje de Satélites, ubicado en Borburata, estado Carabobo.
La capacidad de ensamblaje, dijo, será de dos satélites por año y cada uno pesará hasta una tonelada, como es el caso del Miranda que pesa 880 kilogramos, lo que equivale a 0,8 toneladas.
"En este centro tendremos capacidad para diseñar, ensamblar y probar un satélite como el Miranda o que cumpla funciones parecidas", manifestó el presidente de la ABAE.
Sobre los pequeños satélites, también conocidos como satélites de órbita baja, Cano destacó que este tipo de dispositivos permiten medir las propiedades físicas de la tierra, como magnetismo, gravedad, proporción de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y la temperatura de la tierra. Otra opción satelital sería ensamblar un satélite de comunicación con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés) para dar señales de ubicación.
Un simulador del ambiente espacial
El centro, que albergará hasta dos pequeños satélites, contará además con un simulador de ambiente espacial, dotado con cámaras para soportar calor y frío, así como sistemas de rayos X.
"La tecnología satelital es muy demandante porque las condiciones espaciales no tienen la protección de la atmósfera que posee el planeta tierra y que lo mantiene en condiciones más o menos estables".
Igualmente, Cano se refirió a la importancia de que Venezuela cuente con un dispositivo para la observación de la tierra, una tecnología que le ahorra al país entre 4.000 y 5.000 euros por imagen.
Desde su lanzamiento en octubre de 2012, el satélite Miranda ha capturado más de 4.000 imágenes, por lo que el Estado venezolano se ha ahorrado alrededor de 12 millones de euros, durante el primer año de vida que tiene el satélite Miranda.
Dijo que se trata no solo de tomar fotografías sino de extraer información de estas. En el caso del Miranda algunas utilidades ofrecen información sobre la cobertura vegetal, clasificación del tipo de vegetación, contenido de clorofila en el agua, monitoreo de corales en el Parque Nacional Morrocoy, en el estado Falcón, cartografía sobre cuerpos de agua, monitoreo de incendios, entre otros.
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