La historia de filtraciones más reciente ha dado un giro dramático cuando el ex contratista de Booz Allen Hamilton y fuente de filtraciones Edward Snowden voló el domingo de Hong Kong a Moscú ayudado por la organización Wikileaks. El grupo afirma que ha aterrizado, y CNN informa de que ha visto un coche diplomático de Ecuador, país al que Snowden ha solicitado el asilo, en el aeropuerto de Moscú.
Al mismo tiempo, el ex agente de la CIA Bob Baer ha aparecido en CNN Sunday para explicar que las autoridades norteamericanas consideran el caso Snowden «un caso de espionaje chino potencial», que en ningún momento lo han considerado comparable a los actos de Bradley Manning o Julian Assange, y que estaríamos ante la respuesta encubierta a lo que no tiene nada de encubierto: que China y Estados Unidos se espían mutuamente en internet.
Sin ánimo de faltar a la verdad, lo cierto es que todo apunta en este sentido. Para empezar, Hong Kong no tiene nada de independiente con respecto a China. En segundo lugar, y por esta razón, un territorio oficiosamente chino es un lugar extraño para alguien que se dice preocupado por las libertades. En tercero, a los chinos no les gusta la gente que da problemas; Assange no se mete en Hong Kong.
Snowden abandonó la ex colonia británica poco después de que Estados Unidos solicitara su extradición a Hong Kong (que afirma que Estados Unidos no había satisfecho las condiciones); el embajador ecuatoriano, Patricio Alberto Chávez Zavala, dice haber acudido al aeropuerto de Moscú para hablar con Snowden; Obama está solicitando a Ecuador, Venezuela y Cuba que no acepten a Snowden; y en el centro del huracán, los triunfantes chinos y rusos miran desde el burladero a Estados Unidos y cuestionan frontalmente si no será Estados Unidos el país en el lado equivocado del debate de las libertades, tesitura que recuerda poderosamente a la de los desertores de la URSS en los años ochenta, pero a la inversa. En el ínterin, unos comentarios atribuidos a Snowden afirman que filtró la información porque «Obama ha endurecido prácticas abusivas en lugar de ponerles coto, como prometió siendo candidato».
Con anterioridad, habíamos visto a Obama humillado por los rusos. Al parecer, a los chinos se les da todavía mejor.
*Periodista y columnista