El responsable de asuntos internacionales del
Partido Comunista de Venezuela y diputado del Parlamento Latinoamericano
sostiene que la insurrección militar fue producto de una sucesión de hechos
históricos
El diputado del Parlatino Carolus
Wimmer, responsable de asuntos internacionales del Partido Comunista de
Venezuela (PCV), sostiene que la insurrección militar del 4 de febrero de 1992
fue producto de una sucesión de hechos históricos.
“La historia hay que entenderla como un encadenamiento de hechos”,
advierte.
En una conversación con el Correo del Orinoco, el dirigente refiere que
la segunda mitad del siglo pasado estuvo marcada por cuatro momentos que
marcaron el quiebre del sistema capitalista en Venezuela: “Lo que vivimos hoy
es producto de un desarrollo histórico de la sociedad venezolana y de un
quiebre del sistema capitalista que todavía no está derrotado, pero está
quebrado. En Venezuela es un sistema capitalista petrolero rentista”.
Señala que el 23 de enero de 1958 ocurre la traición del pueblo, por
parte de la burguesía y del sector político, especialmente de Acción
Democrática y Copei. Dijo que a partir de ese momento el poder político
“quiebra” el movimiento estudiantil “comprando conciencias en la dirigencia
estudiantil, y reprimiendo la organización y la movilización”.
En los primeros años de la Cuarta República ocurren
asesinatos y desapariciones de líderes revolucionarios que luchaban contra el
sistema.
Wimmer comenta que el viernes negro de 1983 dejó en
evidencia “un sistema rentista corrupto e insostenible”.
Agrega: “Si entendemos la sociedad como base económica y como una
superestructura, vemos que lo primero que entró en crisis fue la base
económica. El sistema financiero se quiebra con el saqueo del país al trasladar
los capitales de los ahorristas hacia el extranjero. La devaluación del bolívar
trajo inflación y afectó a las capas populares”.
El dirigente comunista acota que si bien hasta ese
momento en el sistema capitalista venezolano había desigualdad pobreza, a
partir 1983 aparece la pobreza extrema.
Wimmer aún recuerda las imágenes “de mucha gente buscando comida en la
basura”. Apuntó que esta situación nunca se había observado en Venezuela.
Comentó que, por ejemplo, la familia del presidente Hugo Chávez era
humilde, pero que con sacrificio y esfuerzo, tanto como él como sus hermanos
pudieron estudiar y convertirse en profesionales: “En 1983 surge el descontento
que marcó a la capa media que había sido privilegiada hasta ese momento, y con
la devaluación terminaron esos privilegios como los viajes al exterior”.
Señala que “las pocas gotas petroleras que caían
sobre la población eran políticas populistas para asegurar el sistema;
especialmente en las campañas electorales regalaban cosas”.
En su opinión, cuando ocurre el viernes negro de
1983 “la cúpula política no tenía recursos para comprar conciencias” y entonces
surgieron las rebeliones “y loa explosión de conciencias de 1989 y 1992”.
REBELIÓN
MILITAR
Relata que luego de este quiebre
económico, se produce la rebelión popular del 27 de febrero de 1989: “Fue una
consecuencia lógica en la historia. La capa media también participó en los
saqueos. El pueblo trabajador fue el más golpeado, pero mientras este saqueaba
tiendas de alimentos, la capa media se llevaba televisores”.
-¿Por qué la
Fuerza Armada en 1989 no apoya al pueblo?
-Estaba separada en los cuarteles del pueblo. Había un adoctrinamiento,
dirigido por Estados Unidos, que implicaba la misión y la visión de asegurar el
poder a la clase dominante. En 1989 había resistencia en la Fuerza Armada, por
eso tenían que traer tropas de otros estados a Caracas para frenar las
protestas; había resistencia porque los soldados tenían a sus familias en la
capital y hubo dificultades para que obedecieran las órdenes para la represión
brutal.
Wimmer apunta que “las rebeliones de 1989 y 1992 ocurrieron en plena
aplicación de los paquetes neoliberales, combinado con una fuerte represión de
la organización popular. Por un lado había corrupción y represión. Mientras que
los altos oficiales tenían privilegios que iban más allá de sus ingresos
económicos; las tropas en general no eran beneficiadas”.
Recalcó que el paquete económico que desarrolló el expresidente Carlos
Andrés Pérez afectó tanto a los civiles como a los militares. Indicó que en el
seno de la Fuerza Armada “había sectores democráticos y revolucionarios” que
abogaban un cambio en la sociedad.
Para el responsable de asuntos internacionales del PCV, la enseñanza que
dejaron las dos rebeliones “es que si no hay unidad cívico-militar, el sistema
que está soportado por el imperialismo yanqui, logra resolver situaciones
complicadas”.
Subraya que el alzamiento de los militares y la protesta de El Caracazo
fueron consecuencia de la exclusión de una parte de la población: “Como el
sistema los excluye y los reprime, los lleva a la pobreza y debe haber una
reacción en algún momento”.
Refiere que en 1992 “el sistema entró en una grave crisis pero
aparentemente lo pudo resolver. Finalmente, el cauce de esa rebelión
cívico-militar se unificó a partir de ese momento y llevó a la victoria
electoral de 1998, desencadenando el proceso bolivariano”.
DICTADURA BIPARTIDISTA
Carolus Wimmer subraya que “nosotros los revolucionarios debemos
eliminar la palabra democracia de esa época (Cuarta República) porque confunde.
El bipartidismo fue una dictadura, donde ni siquiera había partidos, sino que
existían los famosos cogollos”.
Agregó: “En Acción Democrática el cogollo sindical decidía todo. El
dirigente sindical corrupto, comprado, que tenía alto peso en la escogencia de
los candidatos presidenciales, donde no participaba la militancia. Fue manejado
por una cúpula que estaba estrechamente relacionada con los Estados Unidos”.
T/ Janet Queffelec Padrón
F/ Loel Henríquez
F/ Loel Henríquez