La a admisión del ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe de que le faltó tiempo para ordenar una intervención militar en suelo venezolano sobre supuestos campamentos guerrilleros, confirma de manera contundente las revelaciones que recientemente hiciera públicas desde una cárcel estadounidense, el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, de las reuniones que sostuvo con dirigentes opositores, empresarios y militares venezolanos, quienes le alentaron a realizar acciones desestabilizadoras contra el gobierno legítimo de Hugo Chávez a cambios de prebendas y dólares.
La detención de irregulares colombianos en la finca Daktari, municipio Baruta del estado Miranda, trajeados con uniformes militares venezolanos formó parte de la conspiración preparada con el visto bueno de la Casa de Nariño en el afán de Álvaro Uribe de derrocar a Chávez y dar al traste con el proceso bolivariano en Venezuela como pretende la rancia derecha oligarca entronizada en la Casa Blanca de Washington, temerosa de que más naciones del continente apuesten de una vez por todas a su liberación del dominio imperial.
Si a Uribe le faltó tiempo para intentar una operación militar contra Venezuela no le Alcanzaron los escrúpulos para ejecutarla contra otro pueblo hermano como Ecuador, donde bombardearon un campamento masacrando a muchos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, entre ellos a Raúl Reyes y civiles como los estudiantes mexicanos que se encontraban de visita en el sitio.
Este tipo de acciones de irrespeto al derecho internacional y a la soberanía de cada nación es propio de la derecha internacional que a través de sus lacayos locales se encargan de banalizar los hechos con el único propósito de ocultar sus crímenes. Recordemos si no las informaciones que a raíz de la detención de los irregulares colombianos en Baruta desplegaron los medios comerciales del país para descalificar el esfuerzo del gobierno venezolano por desmontar la conspiración tildaron a los paramilitares detenidos como “paracachitos”, porque en las investigaciones se determinó que se le suministraba este tipo de alimentos adquiridos en una panadería cercana.
Así mismo reaccionaron tras el bombardeo en Ecuador. Lo único que resaltaron los medios comerciales hasta la saciedad, con el propósito de intoxicar con sus mentiras a la opinión pública, fue el presunto hallazgo de la computadora de Reyes la cual contendría correos electrónicos y mensajes comprometedores que confirmarían los vínculos de altos funcionarios del gobierno venezolano, incluyendo por supuesto a Hugo Chávez, con las FARC.
Dos lecciones debemos tener presente de las declaraciones del par de maleantes colombianos: primero que la derecha no tiene miramientos cuando de defender sus posturas se trata, se alía con los más aberrantes personajes para que haga el trabajo sucio, como los asesinatos selectivos de dirigentes sindicales, gremiales o campesinos, como ocurre en Colombia y Venezuela. Segunda, la derecha no descansa, permanece al acecho constante con su poder mediático intoxicando a un público cautivo, magnificando las fallas que todo proceso humano de transformación social y económico trae consigo, ocultando los avances, logros y éxitos que el desarrollo de ese proceso alcance. Para ello se valen de “expertos en…”, “analistas de…” y en el caso de Venezuela hasta de “izquierdistas arrepentidos” que hoy con la mayor desvergüenza son comparsa del candidato de esa derecha fascista, representada por un candidato que dio sus primero pasos en aquellas secta de tradición familia y propiedad hasta fundar Primero Justicia con recursos robados a la nación.
*Periodista
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