Por: Ángel Miguel Rengifo
Apreciado Ernesto, mi aprecio
hacia ti deriva de tu honesta actividad como comunicador social y que has
continuado la trayectoria revolucionaria de Cruz Villegas, tu padre,
quien también fue mi compañero de calabozo en la DIGEPOL en 1966.
Viendo el compromiso en
que te ha metido el Comandante Presidente, yo, en ausencia de Cruz,
humildemente te ofrezco estas reflexiones que bien pudieran ayudarte en tu
tarea ministerial.
Ernesto, el
comportamiento de una persona está determinado por factores genéticos
heredados de sus progenitores y la influencia del medio ambiente en el que
vive. Recientemente se ha descubierto que factores ambientales que condicionan
aspectos físicos y la conducta de una persona, pueden modificar algunos genes
(epigenética) y en esa forma efectos ambientales son trasmitidos a los
descendientes.
Tu condición
revolucionaria es una herencia epigenética de tu padre. El hecho de que
Vladimir haya saltado la talanquera, nos dice que las manifestaciones de esos
cambios epigenéticos pueden ser neutralizados también por factores ambientales
o pueden ser exaltados como en el caso tuyo, fortaleciendo tu dignidad o sea tu
capacidad de decidir por ti mismo, tu libre albedrío.
El amaestramiento de un animal
se realiza mediante la inducción de respuestas positivas a las aspiraciones del
amaestrador, mediante gestos o señales de gratificación o castigo que podemos
asociar a la zanahoria y el garrote. Esas respuestas positivas para el
amaestrador se denominan reflejos condicionados. En las sociedades humanas
ocurren también procesos de amaestramiento, mediante los cuales
individualidades o multitudes son inducidas a hacer algo después de
una señal. Son también reflejos condicionados, pero nosotros los llamamos
hábitos, algunos de los cuales, como el miedo a la exclusión social, pueden ser
trasmitidos a la descendencia como factores epigenéticos.
Desde tiempos
inmemorables, en las sociedades humanas los grupos que son minoría y ejercen la
dominación social, lo hacen mediante el amaestramiento con la amenaza del
aislamiento social, la exclusión. En forma semejante como lo hace el domador de
leones mediante el chasquido del látigo y la gratificación con un bocado de
carne. Se crean reflejos condicionados o mejor llamémoslos hábitos condicionados
por el miedo. La tortura y los genocidios cumplieron y aún cumplen ese
propósito. Las luchas de los obreros por sus reivindicaciones eran acalladas a
sangre y fuego. Pero la conciencia de amplios sectores del proletariado, de que
la inclusión que ofrecía la burguesía era un espejismo y que llegaría el
momento en que la clase obrera ejercería el poder, no transitoriamente como lo
habían logrado en la Comuna de París en 1827, si no permanentemente, fue sin
lugar a dudas, un antídoto contra el miedo dentro de las filas de de los
trabajadores como quedó demostrado con la revolución bolchevique en octubre en
1917. Además, ya eran excluidos sociales, no tenían razón de temer tanto a la
exclusión, salvo que a muchos, por razones obvias, les infundía pánico ser
botados del trabajo.
A partir de entonces los
medios de comunicación y los intelectuales al servicio de las burguesías
europeas y norteamericanas, comenzaron una campaña publicitaria para atemorizar
a la gente con las palabras comunismo y socialismo. Se inventaron las más
diabólicas acciones cometidas por los marxistas-leninistas (comer niños,
despojar a la gente de sus propiedades personales, separar a los hijos de los
padres para adoctrinarlos, etc.). Todo, para disuadir a los proletarios de
mundo de seguir el ejemplo de los bolcheviques. Los comunistas no eran
aceptados en el entramado social sin conflictos. ¡Qué difícil era para un
comunista conocido conseguir trabajo!
En Venezuela durante la
dictadura de Juan Vicente Gómez toda acción reivindicativa de los sectores
populares, por modesta que fuera, era calificada de comunista y por
consiguiente reprimida severamente. Pero eso ocurría también en otras latitudes
de América latina y el mundo. El genocidio cometido por los fascistas alemanes
e italianos en España durante la Guerra Civil Española ante la mirada
indiferente de los gobiernos del mundo, fue para extirpar un foco comunista que
podía extenderse a otros países. La Segunda Guerra Mundial, fue la forma ideada
por las burguesías anglo-norteamericanas que dominan al mundo para acabar con
el mal ejemplo que representaba la Unión Soviética. Como los comunistas
salieron fortalecidos de esa conflagración mundial, entonces apareció la Guerra
Fría como un mecanismo planetario de crear temores ante las aspiraciones
revolucionarias de los pueblos y una justificación para las agresiones armadas
como la Guerra de Corea 1950-1953 y la Guerra de Vietnam 1964-1975. Así mismo
como las numerosas agresiones e imposición de dictaduras en diferentes países
de América Latina por parte del gobierno de los Estados Unidos de América desde
1945 hasta 1991 cuando se derrumbó la Unión Soviética.
Las persecuciones
y asesinatos de patriotas venezolanos por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez
fueron para atemorizar al pueblo venezolano y crear la idea de que los
revolucionarios eran un peligro para el país. La fracasada invasión de la
Cuba revolucionaria por la CIA, el bloqueo norteamericano que aún permanece y
la descalificación de todo cuanto hacen de positivo el gobierno
revolucionario, es para atemorizar a los pueblos de América y disuadirlos
de seguir el ejemplo cubano. A Salvador Allende había que exterminarlo
porque estaba usando un procedimiento muy peligroso para la dominación
imperialista: estaba instalando un proceso revolucionario dentro de la
democracia representativa Latinoamericana. Para crear verdaderos temores se
bombardeó el Palacio de La Moneda con Allende adentro y se instauró la
feroz dictadura de Pinochet que impactó a todo el continente suramericano,
porque surgieron las otras dictaduras del Sur y el Plan Cóndor mediante el cual
asesinaron y desaparecieron a miles de personas.
El siglo XX fue un siglo
de publicaciones contra-revolucionarias de todo tipo con un tono amenazador. La
iglesia, los científicos, los maestros de escuela y los intelectuales al
servicio de la burguesía, hablaban en tono atemorizante de las revoluciones. La
Revolución francesa en 1789 y la Comuna de París en 1871, eran acontecimientos
históricos a los que se les regateaba su carácter revolucionario y se exaltaba
lo negativo. De los hechos de la Revolución francesa se destacaba la guillotina
donde murió la familia real y quienes los juzgaron y de la Comuna de París el
hambre que aniquilaba a los niños.
¿Sobre que sectores actúa
el miedo inducido? Sobre todos, pero fundamentalmente sobre los que tienen
alguna propiedad. La clase media venezolana y los obreros de altos salarios que
tienen más acceso a la educación son impactados en forma contundente. Eso
explica porqué la clase media latinoamericana y sectores obreros, se oponen con
tanta fuerza a los procesos de cambio actualmente en marcha y a su vez aclara
la razón del apoyo de los sectores sociales excluidos, porque estos han sido
los menos condicionados por la avalancha mediática burguesa ya que no tienen
temor a la exclusión porque desde siempre han sido excluidos.
Evidentemente, es muy
difícil sacarle de la cabeza a un adulto los hábitos que les ha creado la
burguesía a través de los medios de difusión social y la literatura. Un animal
adulto que ha vivido en cautiverio, al darle la libertad perece, porque lo han
condicionado a temer a lo desconocido y a no decidir por sí mismo. Igual ocurre
con los seres humanos a los que se les ha inculcado el miedo a lo desconocido y
amancillado su capacidad de decidir por sí mismos (un potencial de
emancipación) convirtiéndolos en esclavos modernos. Piensan que la
exclusión social los aniquilaría.
En el capitalismo la
promoción del miedo y la destrucción de la dignidad de la gente son partes
importantes de la política de las clases dominantes.
Pero como te dije antes,
eso es reversible, por lo tanto hay que utilizar todos los recursos del Estado
revolucionario para revertir esa situación en los millones de venezolanos que
votaron contra Hugo Chávez el 07 de octubre y cuyos antecedentes sociales están
con los campesinos y los inmigrantes que poblaron los barrios pobres de las
grandes ciudades de nuestro país.
Hay que tener presente
que la emoción de alcanzar un logro individual o colectivo puede contrarrestar
el miedo y posibilita la habituación a las situaciones amenazadoras. Por
eso la mayor parte de los atletas venezolanos y de los jóvenes excluidos de la
educación superior, ahora en las universidades, apuestan por el proceso
revolucionario.
Fortalecer la dignidad del
pueblo venezolano, contrarrestando los efectos mutilantes al libre albedrío de
la gente causados por los medios de difusión social al servicio del
imperialismo, es una tarea humanitaria, como toda tarea revolucionaria, porque
abriría las compuertas a la libertad individual verdadera, la que exaltaría el
poder creador del pueblo a dimensiones infinitas.
Pero sobre todo, debemos
tener claro que los ataques al gobierno revolucionario bolivariano en la prensa,
los libros y TV privada nacional y mundial lleva no sólo el propósito de
atemorizar a los venezolanos partidarios del proceso revolucionario mediante la
amenaza de exclusión social si el gobierno de Chávez cae, si no también para
disuadir al resto de los pueblos del mundo a seguir el ejemplo venezolano. La
negación, a ultranza, de los logros de la revolución bolivariana es para crear
dudas en la gente y dificultar la reversión hacia el rescate de la dignidad
individual, que es el punto de partida de las posiciones subversivas. Por eso
es prioritario darle protagonismo al PODER POPULAR como formula mágica para
crear confianza en la irreversibilidad del proceso revolucionario bolivariano y
así abrir las compuertas de la emoción por el logro cierto del socialismo del
siglo XXI.
Un abrazo solidario. Venceremos.