El jefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe durante sus primeros cuatro años de gobierno, general Mauricio Alfonso Santoyo Velasco es acusado en Estados Unidos de narcotráfico en una operación criminal que involucra paramilitares y sicarios, según revela en su portal web el periódico colombiano El Tiempo, diario que siguió la noticia durante semanas.
La Corte Federal de Virginia, Estados Unidos, acusa a Santoyo de haber introducido en este país, entre los años 2000 y 2008, toneladas de cocaína, en alianza estratégica con integrantes de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y la Oficina de Envigado (red de sicarios), aseguró el fiscal del caso, Neil H. MacBride.
“Al parecer Santoyo Velasco habría entregado información reservada a miembros de los mencionados grupos al margen de la ley, para que éstos pudieran evitar las capturas de sus integrantes y facilitar el tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos y países de Centro América”, reseña la versión digital del referido diario colombiano.
Santoyo fue nombrado jefe de seguridad por Uribe el 7 de agosto de 2002, fecha en la que todavía era coronel. Al poco tiempo, en 2003 fue destituido por la Procuraduría (acusado de interceptar sin orden judicial unas 2 mil líneas telefónicas, algunas de las cuales contribuyeron con la desaparición física de Claudia Monsalve y Ángel Quintero, ambos activistas de derechos humanos en Colombia).
Pero más tarde, “en una de las más escandalosas muestras de arrogancia del poder que haya conocido Colombia”, reseña Daniel Coronell en su artículo “Un general extraditable”, la orden de la procuraduría fue desacatada y la Presidencia de la República restituyó a Santoyo en su cargo y luego hasta fue ascendido al rango de General (la comisión del Senado de mayoría uribista le regaló su paso al generalato con 8 de 12 votos, los cuatro que se opusieron han tenido que vérsela con la “justicia”).
Recibió la estrella de General de manos de su protector: Álvaro Uribe Vélez, quien luego, el 5 de agosto de 2010 le condecoró personalmente con la Orden Nacional al Mérito “por su lealtad y eficacia”. Después de mantener sus cargos de poder, lograr ascensos y condecoraciones contra viento y marea, una vez que sale Uribe de la presidencia de la hermana nación, iniciaron nuevas investigaciones y ahora le espera una orden de extradición y un juicio en el distrito estadounidense de Virginia.
Durante algunos meses la justicia norteamericana mantuvo su expediente bajo estricta confidencialidad para evitar poner en riesgo las relaciones diplomáticas con Colombia. Éste es otro escándalo más de la narcoparacriminal administración de Álvaro Uribe Vélez.
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