La orden la impartió Washington a la oposición venezolana: utilizar el tema de la inseguridad hasta en las misas, en las escuelas, liceos y universidades, en todos los medios de comunicación, cada minuto, cada hora, cada segundo.
La inseguridad en Venezuela no es mayor que la que ocurre en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Colombia, Perú, Brasil o Chile. Pero la orden a los medios de comunicación del mundo es concentrar toda su atención sobre aquellos países que no se adaptan al estilo de la democracia que desean los gringos y entonces magnificar al máximo todo lo malo que pueda ocurrir en Argentina, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
La estrategia es muy vieja y consiste fundamentalmente relacionar también estos últimos países con mecas del terrorismo, la corrupción, la violación de los derechos humanos y el dominio del narcotráfico.
Capriles Radonski evidentemente no tiene un programa para enfrentar el supuesto estado de la inseguridad en nuestro país. Por el contrario es la propia oposición que él preside la causa fundamental de la misma inseguridad padecemos, promoviendo como lo vienen haciendo desde trece años, la impunidad, los sabotajes más atroces: petroleros, al metro, a Corpoelec, a atacar a justas e imperiosas decisiones judiciales para controlar la delincuencia, el secuestro, el sicariato y los robos.
No olvidemos que asesores de Capriles son los que junto con el asesino ex presidente de Colombia Uribe Velez, han venido promoviendo desde vieja data la traída de paramilitares a nuestro país, para tratar de convertir a nuestra nación en la representación del palacio de Satanás.
El plan de Capriles-Uribe entonces no puede ser otro que el que aquí aplicó durante un tiempo Alfredo Peña con su súper policía neoyorquino Mr. William Bratton, con aquello de PLOMO AL HAMPA.
Y señores, con plomo no se acaba el hampa.
Como tampoco construyendo más cárceles vamos a reducir el problema de la inseguridad.
El capitalismo lleva en sus propias entrañas la germinación y proliferación del crimen, del robo y de la inseguridad. Obsérvese que los grandes asesinos y ladrones capitalistas en nuestro país no cumplen cárcel y evaden siempre, muertos de la risa, la justicia.
¿Qué ha hecho, por ejemplo, la gente de la MUD con el caso de los grandísimos delincuentes como Mazuco, Eligio Cedeño, Alfredo Peña, Nixon Moreno, Biagio Pirieli, Lourdes Afiuni, los comisarios Simonovics, Forero y Vivas; Manuel Rosales, Cabeza e´ Motor; los gobernadores ultra-ladrones de Eduardo Lapi, Eduardo Manuit, Ramón Martínez; con los asesinos intelectuales del fiscal Danilo Anderson y con todos los que atentaron contra nuestra industria petrolera y crearon miles de guarimbas en el país?
La gente de Capriles Radonski lo que han hecho en todo momento es proteger a estos grandísimos estafadores. ¿Entonces cómo Capriles Radonski puede venir con el todo el degenerado cinismo del mundo a decir que va a luchar contra la inseguridad cuando él y sus secuaces son los padres, abuelos y pontífices de la más criminal impunidad?
Ahí está el verdadero plan de Capriles, unido a Uribe y a su par de Leopoldo López, en una vuelta de tuerca más con el asunto del Plan Braxton y los falsos positivos. Un plan para hacer de nuestras policías unas máquinas exterminadoras de pobres, un portento de represión, de desaparecidos, de masacrados.
Así como en el pasado la MUD y su gente tuvo como asesor de “seguridad” a Posada Carriles, al que tienen hoy es Uribe Velez. Esa es toda su filosofía, toda su moral, toda su monstruosa capacidad exterminadora.
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