Sierralta y uno de mis hijos y buscando a Chopa entre la multitud. Pero no fue posible y nos ubicamos a unas cuadras de la tarima principal, ya que no resultaba fácil continuar avanzando dada la concentración de gente. Como en todos los actos que he asistido en estos últimos trece años, estaba lleno de pueblo, de una gran diversidad, pero con un común denominador: la alegría desbordante.
Unos conversaban, otros bailaban, cantaban, compraban recuerdos, comían o se hidrataban para sofocar el calor. Ya habíamos dejado atrás la calle del colesterol, donde los tentadores aromas de la vitamina Ch: chorizos de diversos colores, chicharrones de diversos tamaños, chinchurria, chuletas de cochino, chicharrón de pernil, morcillas, cachapas y quesos, nos obligó a trotar para evitar caer el la tentación, o casi, porque "El Muerto" compró ocho cachapitas para sobrevivir al esfuerzo de la veintena de cuadras caminadas.
Nos ubicamos estratégicamente cerca de un perrocalietero y decenas de viejos y nuevos camaradas se acercaban para saludarnos con afecto y transmitirnos su alegría desbordante. Una frase común: ojala que pueda ver al comandante de cerca. todos entendimos que Chávez es el sentimiento y el corazón de nuestro pueblo. Por fin se fue acercando el camión desde donde con su chaqueta azul y boina roja saludaba a todos. Pudimos ver lágrimas de alegría y emoción en mujeres y hombres. Después de intentar, como todos, de saludarlo y siempre creemos que nos ha visto, comenzamos a regresar a la camioneta que nos trajo para poder oír con nitidez su discurso. Como siempre desde el inicio hasta el final, sus palabras estuvieron llenas de ideas, análisis, criticas, muchas propuestas; revelando conocimiento de las dificultades de la región y así los grandes problemas encontraron respuesta. Es el discurso de un líder.
Mientras lo oía, recordaba dos disquitos con algún discurso de Jorge Eliezer Gaitan, o una película, con las encendidas palabras de Evita Peron y los muchos discursos que por Radio Habana oí del Comandante Fidel Castro. Sin duda, de nuevo oí a nuestro líder, el del pueblo Bolivariano, la gran esperanza para todos los pueblos del mundo. Absurdo resultaría compararlo con el candidato opositor, cuyos breves discursos, ofenden la memorias de los venezolanos y me recuerdan los cuentos de Callejas que leí cunado niño.
De lo que dijo creo que lo más importante es que tenemos la oportunidad, los carabobeños, después de 50 años, cuando la cossiata, entregó el poder de Carabobo a la oligarquía, devolvérselo al pueblo que conquistó la libertad en las sabanas de Carabobo.
Explicó un conjunto de planes extraordinarios que transformarían la actividad del puerto de Puerto Cabello y la región, el fortalecimiento del cordón industrial que va desde Barquisimeto hasta los Teques, las variables viales que alivien la ciudad capital, Valencia, las medidas para rescatar la seguridad ciudadana, entre otras. Pero nos anunció un hecho político muy importante y es que el Coronel Francisco Ameliach será nuestro próximo gobernador. Esta afirmación, firme y clara, acabó con aspiraciones oportunistas, con el viejo canto de sirenas del poder y aunque en lo personal me alegra por su origen Nirgueño y su innegable apellido Catalán, hay que señalar su destacada presencia en la política Bolivariana en estos 13 años. En su firmeza y compromiso antes del 4 de Febrero y después de él. El hecho de que su familia esta consustanciada con Valencia y el Estado Carabobo y de especial manera, su fidelidad al Presidente en todo momento y circunstancia. Sólo falta demostrar su capacidad política y su calidad revolucionaria.
Los patriotas Carabobeños cerramos filas, asumimos su candidatura sin ningún tipo de duda, apartando cualquier diferencia ya que contra la oligarquía sólo puede existir una sola postura, la defensa de la Patria Bolivariana, arrancarles el poder y hacer justicia después de doscientos años, devolverle el poder a nuestro pueblo.
Francisco Ameliach puede contar con el firme apoyo de todos los Revolucionarios , de todos los Bolivarianos. Pero conscientes de que primero tenemos una batalla decisiva, como decisiva fue la batalla de Carabobo en 1821. Si aquella nos liberó del yugo del imperio Español, la del 7 de Octubre debemos ganarla, de arrasar para que con el presidente Chávez conquistemos nuestra segunda y definitiva independencia, y el sueño de padre Bolívar unir la Patria Grande. Como Bolívar juró en el Monte sacro, igualmente debemos jurar que nuestro brazo no habrá de descansar hasta no consolidar la victoria del 7O y la segunda independencia.
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