Capriles ya empezó con declaraciones provocativas, sabe que insultando la memoria de Chávez va a provocar enorme bronca en los barrios populares
Aaudición de James Petras por CX36, Radio Centenario desde Montevideo (Uruguay). www.radio36.com.uy
Marzo 14 de 2013.-Efrain Chury Iribarne: Estamos en comunicación con James Petras, desde Estados Unidos. ¿Cómo está?
James Petras: Bueno, estamos aquí todavía tristes por la muerte de Hugo Chávez y tratando de analizar las consecuencias, las próxima elecciones… Pero estamos bien, estamos preparados para esta entrevista con vosotros.
EChI: Precisamente, le pedimos una reflexión sobre Venezuela hoy.
JP: Primero debemos reconocer el enorme valor, la estatura del presidente Chávez, en el sentido de ser el gran educador de un pueblo desarraigado que había perdido su conciencia histórica y social.
A partir de su presidencia, el maestro Chávez logró crear una cultura cívica, una identidad nacional, conciencia de clase, clase consciente de sus derechos sociales y políticos, que tuvo como resultados varias cosas. Primero la gran movilización contra el Golpe de Estado (NdeR: abril de 2002), derrotando a los militares y a los empresarios involucrados; derrotaron las fuerzas pro-norteamericanas de forma contundente desplazando a los gerentes de empresas petroleras desnacionalizadas. En otras palabras creando una mayoría absoluta para elegir al Presidente y profundizar los cambios sociales.
Esto no es tomado muchas veces en cuenta cuando se habla de Chávez. Especialmente los izquierdistas, marxistas del exterior, que nunca supieron nada de la condición humana, social e histórica en Venezuela; siempre dando asesoría, pretenciosos, pensando que ellos eran más sabios que el presidente Chávez [como en el caso de la agresión imperialista a Libia]. Sentados en sus escritorios estudiando los textos, pensaban que sabían todo y que eran los grandes expertos; pero mientras tanto no hicieron nada positivo en sus propios países, Inglaterra, Francia, Filipinas o donde fuera.
Hugo Chávez era un gran maestro, un gran teórico, que sintetizaba la historia, las lecciones históricas de Simón Bolívar, la ética cristiana popular y el marxismo adaptado a la realidad de un Estado petrolero, que no era nada fácil. Tuvo un gran éxito en todo sentido, económicamente con un crecimiento de 6 o 7% en 10 años; bajando la pobreza, y creando la dinámica institucional capaz de permitir la continuación del proceso después de su muerte.
Ahora, frente a esta gran persona y a las grandes instituciones que aseguran estabilidad y dinamismo, tenemos el anuncio de nuevas elecciones. No hay ninguna duda de que Nicolás Maduro va a captar a las mayorías, una mayoría absoluta y voy a decir porqué: Por un lado, Maduro va a recibir el voto ‘duro’ de Chávez, o sea va a retener el 55% de los votos que obtuvo el presidente Hugo Chávez en octubre de 2012. Además, va a recibir el voto de ‘simpatía’, es decir, la gente que lo va a votar emocionalmente movida por la muerte de Chávez, que era una gran persona. Y también recibirá el voto de los ciudadanos de los 20 Estados que votaron a gobernadores chavistas -20 de los 23 Estados venezolanos- en diciembre. Pero también va a conseguir voto de la oposición ‘blanda’, que no ve alternativa ni ninguna posibilidad de ganar las elecciones.
Creo que Nicolás Maduro y el Partido Socialista (PSUV) van a superar los votos que consiguió la última vez el propio Chávez, va a conseguir los diez millones de votos que fue la meta en aquel momento.
Ahora bien, Henrique Capriles, el opositor derechista que se disfrazó como progresista en las elecciones anteriores, sabe profundamente que no tiene ninguna posibilidad de ganar, ni siquiera de conseguir una minoría respetable. Y lo saben también ‘los patrones’ de Capriles, los de Washington, saben que no tiene ninguna chance y que sufrirá una contundente derrota. Como resultado de eso, las primeras declaraciones de Capriles fueron indicadoras. Rechazó la invitación de la Asamblea Legislativa para participar en el juramento de Maduro como Presidente Encargado de la Presidencia, o sea, fue una declaración de guerra. A eso se le suman los primeros pronunciamientos de Capriles, insultando la memoria de Chávez, insultando a familiares de Chávez y creando una situación bélica, para iniciar su campaña.
¿Qué significan estos acontecimientos? Esto significa que Washington y Capriles quieren reagrupar a los duros, los violentos, los extremistas, darles ánimo y apuntarles el camino; decirles que van a tener el apoyo del 25 o 30% de los venezolanos que están dispuestos a todo: violencia, desestabilización, sabotajes, provocaciones... Ya empezó con declaraciones provocativas, sabe que actuando así, insultando la memoria del fundador de la nueva República venezolana, va a provocar enorme bronca entre las mayorías, particularmente en los barrios populares donde a Chávez lo tienen como un Santo. Las elecciones del 14 de abril, van a determinar una primera fase de una nueva política, más agresiva, más confrontacional. Estados Unidos va a empujar a Capriles a esa política para crear una situación caótica así ellos pueden buscar la manera de insertarse entre las fuerzas armadas y utilizar los medios de comunicación como métodos complementarios.
En otras palabras, tenemos una perspectiva de una victoria electoral contundente, y también una oposición en otra onda, con una onda más bélica, al estilo de los años 2001 y 2002, donde van a tratar de sabotear la electricidad, la comida, la distribución. Una elección que va a decidir el Presidente pero será la primera etapa en una nueva fase de confrontación.
Ahora, la radicalización de la derecha controlada y dirigida por los Estados Unidos, va a tomar caminos no constitucionales; van a radicalizar el proceso en Venezuela. Creo que el gobierno tiene que medir sus pasos, no ir demasiado lejos en la política económica para perjudicar el crecimiento pero suficientemente radical para eliminar el uso de recursos económicos con fines golpistas. En otras palabras, una mezcla de nacionalizaciones selectivas, intervención con mano dura contra los actos ilegales y aplicar la ley con toda la fuerza ante estas provocaciones, porque no se puede intentar simplemente la conciliación, cuando tienes un enemigo que te busca la garganta.