Caracas, febrero 16 - Hace 28 años, y de madrugada, Alí Primera, Padre Cantor del pueblo venezolano, inició otro viaje. Un absurdo accidente de tránsito cortaba su vida física, plena, vigorosa y combatiente.
Sembrado desde mucho antes en la conciencia del pueblo batallador, reventador de atarrayas, Alí Primera se alzó desde entonces y para siempre en guía ejemplar de la Patria Buena, de la patria construida con las manos y la conciencia populares.
A 28 años de su partida física son muchos los homenajes a su vida y obra, no solo en Venezuela sino en la gran patria nuestro americana.
Compartimos nuevamente el artículo La eterna presencia de Alí Primera, escrito por William Mantilla hace dos años:
Una tranquila noche, en un clima agradable de la madrugada del 16 de febrero de 1985, una ciudad que ya parecía la ciudad de los techos rojos, poco transito, el país celebraba las fiestas de carnaval y los pocos valientes que transitaban la autopista valle - coche no presagiaban la posibilidad de un grave accidente. Tal vez los choferes irresponsables ya habrían cruzado las fronteras de la ciudad de caracas y los que optaron por quedarse en la ciudad se atrevieron a pasear por la autopista y disfrutar de una noche distinta sin el ruido característico de nuestra ciudad capital.
Algo extraño comenzó en esa madrugada, poco frecuente escuchar la voz de la revolución en las emisoras de toda la ciudad, era la voz inconfundible de Alí Primera, insólito, pues la censura gubernamental tenia prohibida las letras del cantor del pueblo: “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos y a partir de estos momentos es prohibido llorarlos. Vamos cumpa carajo que para amanecer no hace falta gallinas sino el cantar de gallos”. De pronto la noticia, con las canciones de fondo, se anuncia al país: “En la autopista valle-coche, a la altura del puente de la Nueva Granada, en horas de la madrugada muere en un aparatoso accidente el cantor de música de protesta Alí Primera”.
Amanece y la noticia recorre todo el país, la duda, la rabia y esperando de no ser cierta la información, decenas de veces se anunciaba la muerte del cantautor de los techos de cartón, quizás preparando las condiciones para poder dar muerte a este artista de la canción necesaria, Alí siempre fue un objetivo de los esbirros de la dictadura adeco-copeyana quienes realizaron diversos atentados a su integridad física.
Centenares de personas de todas las edades suspendieron sus viajes, acudieron presurosos a la autopista a verificar la trágica noticia, allí estaban los siempre servidores públicos, los bomberos de la ciudad refrescando un amasijo de hierros que aprisionaba el cuerpo del cantor de los humildes, era cierto Alí Primera había muerto. Un silencio profundo se apodero de aquellos hombres acostumbrados a vivir en tragedias, con la esperanza de sentir alguna señal de vida que permitiera salvar corporalmente la canción revolucionaria. Allí estaba el cantor de los humildes, cantando su última canción, aferrado a su guitarra fusil, disparando contra la muerte mil veces derrotada y que esta vez por pocos segundos había cumplido con éxito su misión. Ali se hizo eterno.
El cantor del pueblo murió en extrañas circunstancias, sentenciado por la burguesía, muchas veces fue victima de atentados por parte de los cuerpos de seguridad de la IV cuarta república que nunca perdonaron su constante y permanente defensa de los derechos humanos. En numerosas oportunidades llegaron a sabotear los actos con la intención de asesinar a Alí Primera en medio de la confusión dado que estos saboteos venían precedidos del lanzamiento de bombas lacrimógenas.
Su voz retumbaba contra los esbirros: “y si un revolucionario vive en calidad de preso, su único derecho es el derechito a la tortura”, era Alí la genuina voz de los sin voz, militante de la solidaridad, el internacionalismo era su virtud, el dinero que lograba por la venta de sus discos era destinado a la lucha revolucionaria de nuestros pueblos; sin miedo, aportaba su voz y sus recursos a las guerrillas del Farabundo Martí, del Frente Sandinista y a la guerrilla de las Farc-ep. Alzaba su guitarra fusil llamando a la solidaridad militante: “Dale salvadoreño, dale, que no hay pájaro pequeño, dale, que después de alzar el vuelo no detengan tu volar”.
“Solidaridad es arma”. “Hay que dinamitar nuestra conciencia, Sin callar los poemas en la garganta. Busquemos con nuestra manos la mejor canción contra las bestias”.
Ferviente antiimperialista no dudo en denunciar la intervención gringa y alentaba la lucha seguro del triunfo de la resistencia de nuestros pueblos y así lo expresaba: “Gringo Go home, Yanqui Go home, los obreros de América latina te dicen yanqui go home”.
No hubo sector social al que Alí alentará con su canción, los obreros fueron su principal inspiración: “el Yanqui teme, que tu te levantes, América latina obrera no se porqué no lo haces”. Denuncio la explotación y aupaba la revolución socialista y la lucha contra el capitalismo; impulso la unidad obrera, campesina y estudiantil: “Campesino por su propia tierra, obrero por su propia fábrica, estudiante por tu propia idea; sequemos el sudor de nuestra frente y busquemos tras las nubes al sol, busquemos con alborozo el sol maravilloso de la revolución”.
Su compromiso con los humildes fue inquebrantable: “Madre déjame luchar, madre por los humildes, déjame luchar. Y recuerda madre que la lucha por los humildes no se hace por caridad”.
Poeta enamorado de la vida, fue defensor de la madre naturaleza, le canto a los ríos: “para que no lo seque la candela”; a los pájaros enjaulados por los que pedía libertad los compraba en las tiendas de animales para luego soltarlos en las montañas. Su madre le enseño: “a no matar las mariposas y a no cortar las rosas que en su jardín cultivaba”. “Agua para los peces, libertad para los pájaros, vida para la vida”.
El camarada poeta, militante y revolucionario Alí Primera, ha estado presente con su canción combate en la barricada, creando conciencia, recordando que socialismo es solidaridad, igualdad y fraternidad. Su canción esta aquí, junto al pueblo que construye revolución. Que trabaja, que estudia, que organiza, que lucha y que levanta las banderas de la patria bonita por la que ya muchos han muerto. Alí Primera murió físicamente aquel 16 de febrero de 1985, pero ese mismo día subió al Olimpo de la inmortalidad y hoy su canción mas que nunca necesaria esta construyendo poesía, amor por la humanidad, internacionalismo proletario. “Los que sueñan y combaten. Me animan a cantar por ellos”.
Callo la voz por un momento, la guitarra hizo silencio, pero de aquel amasijo de hierro se eternizo la canción, surgió el poeta derrotando a la muerte, cantando mas fuerte, viva la patria, viva el pueblo, viva el socialismo. “Es así de simple hermanos. Cuando recibo golpes, alzo la frente y canto”.
“Adiós Hermanos. Seguiré cantando. Solo que con el nuevo acorde que dejaron al partir: mi nueva canción: cantata en dolor mayor”.
¡Alí Primera Vive! ¡La lucha sigue!