Autor: Pedro Méndez
No es para menos. Un hombre que “heredó” y reforzó los métodos criminales de su padre, pero con menos hombría que ese pueblo al que sacrificó, valido de la fuerza de matones que, bajo sus órdenes, asesinaron a centenares de miles de colombianos y colombianas, no puede tener estabilidad emocional. Alvarito se encuentra entre la espada y la pared, como decimos los compatriotas venezolanos y colombianos que, más que hermanos del alma, lo somos de sangre desde aquí para allá y de allá para acá.
Lo peor para nuestros pueblos, es que el narcotraficante mayor de este continente se encuentre sin una salida honorable, que es mucho para quien no sabe de honor. Es que al hombre de marras ya el cerebelo no le da más entre la presión que recibe del gobierno de Obama y su conciencia que, a veces, le hace implorar: ¡Dios mío! ¿Qué hice yo? Pregunta que no tendrá respuesta jamás. Pero mientras tanto, hasta que, como Herodes, desaparezca de la faz de la tierra, estará guillotinando a los hombres y mujeres de la hermana Colombia para que el imperio, hoy en decadencia, beba de la mejor sangre por las “…venas abiertas de la América Latina”
Álvaro Uribe Vélez, sí tu Alvarito, no te sacias con la sangre de los verdaderos colombianos; con la de los muertos en la masacre de Sucumbió en el territorio ecuatoriano, ahora le tienes la vista vidriosa y ya desorbitada a Venezuela. Recientemente hiciste acribillar con tus sicarios a varios jóvenes militares en territorio colombiano, cerca de la Guajira venezolana, con el único propósito de acusar a nuestro Presidente Hugo Chávez Frías. No se te dio el maligno propósito de la inculpabilidad. Al contrario pues, a pesar de que ya habías preparado a los militares derechistas y de alto rango para la “cortina de humo”, no has podido comprobar que esos muertos no son tuyos.
No trates de engañar para justificarte ante el secretario de Defensa de Norteamérica, quien te visitó recientemente para utilizarte en tu incertidumbre que, a pesar de los métodos asesinos que tiene esa gente, no creo que la recomendación haya sido la de acribillar a esos jóvenes militares colombianos para que la opinión recalcitrante señale a Venezuela. Nos dan ganas de decirte una grosería mayor. Pero ni eso mereces. Estás, más que enfermo, delirando. Y de los hombres que llegan a ese estado solo hay que apartarse de la línea de tiro. Somos gente de paz como Jesucristo, a quien gente como tu asesinó, precisamente por oponerse a los Herodes saduceos de la vieja Palestina en conchupancia con el imperio romano.
¿A un hombre así, quien se deja ver las costuras, será merecedor de un bombazo en uno de los escenarios de paz argentino, como él mismo lo anda pregonando en la presa insidiosa? De todas maneras, Alvarito, sí es que te complace, acá en Venezuela aplauden tus desplantes el “general” Leopoldo López; Federico Ravell y, tímidamente, Capriles Radonski. Al es algo.
Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos!
pedromendez_bna@yahoo.es
No es para menos. Un hombre que “heredó” y reforzó los métodos criminales de su padre, pero con menos hombría que ese pueblo al que sacrificó, valido de la fuerza de matones que, bajo sus órdenes, asesinaron a centenares de miles de colombianos y colombianas, no puede tener estabilidad emocional. Alvarito se encuentra entre la espada y la pared, como decimos los compatriotas venezolanos y colombianos que, más que hermanos del alma, lo somos de sangre desde aquí para allá y de allá para acá.
Lo peor para nuestros pueblos, es que el narcotraficante mayor de este continente se encuentre sin una salida honorable, que es mucho para quien no sabe de honor. Es que al hombre de marras ya el cerebelo no le da más entre la presión que recibe del gobierno de Obama y su conciencia que, a veces, le hace implorar: ¡Dios mío! ¿Qué hice yo? Pregunta que no tendrá respuesta jamás. Pero mientras tanto, hasta que, como Herodes, desaparezca de la faz de la tierra, estará guillotinando a los hombres y mujeres de la hermana Colombia para que el imperio, hoy en decadencia, beba de la mejor sangre por las “…venas abiertas de la América Latina”
Álvaro Uribe Vélez, sí tu Alvarito, no te sacias con la sangre de los verdaderos colombianos; con la de los muertos en la masacre de Sucumbió en el territorio ecuatoriano, ahora le tienes la vista vidriosa y ya desorbitada a Venezuela. Recientemente hiciste acribillar con tus sicarios a varios jóvenes militares en territorio colombiano, cerca de la Guajira venezolana, con el único propósito de acusar a nuestro Presidente Hugo Chávez Frías. No se te dio el maligno propósito de la inculpabilidad. Al contrario pues, a pesar de que ya habías preparado a los militares derechistas y de alto rango para la “cortina de humo”, no has podido comprobar que esos muertos no son tuyos.
No trates de engañar para justificarte ante el secretario de Defensa de Norteamérica, quien te visitó recientemente para utilizarte en tu incertidumbre que, a pesar de los métodos asesinos que tiene esa gente, no creo que la recomendación haya sido la de acribillar a esos jóvenes militares colombianos para que la opinión recalcitrante señale a Venezuela. Nos dan ganas de decirte una grosería mayor. Pero ni eso mereces. Estás, más que enfermo, delirando. Y de los hombres que llegan a ese estado solo hay que apartarse de la línea de tiro. Somos gente de paz como Jesucristo, a quien gente como tu asesinó, precisamente por oponerse a los Herodes saduceos de la vieja Palestina en conchupancia con el imperio romano.
¿A un hombre así, quien se deja ver las costuras, será merecedor de un bombazo en uno de los escenarios de paz argentino, como él mismo lo anda pregonando en la presa insidiosa? De todas maneras, Alvarito, sí es que te complace, acá en Venezuela aplauden tus desplantes el “general” Leopoldo López; Federico Ravell y, tímidamente, Capriles Radonski. Al es algo.
Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos!
pedromendez_bna@yahoo.es