Del ejercicio
cívico simulado del 7 de octubre que vivimos el pasado 2 de septiembre, podemos
hacer muchas lecturas o reflexiones, todas positivas. Voy a tratar de
aproximarme a algunas de ellas.
La primera tiene que ver con el mismo ente electoral, cuya condición de árbitro la oposición siempre ha tratado de desprestigiar. Recordemos solo dos episodios: la denuncia de fraude hecha en la madrugada del 2004, la noche de los resultados del referéndum revocatorio que se resolvió, como no podía ser de otra forma, mediante el reconocimiento internacional de la soberanía popular. Y la renuncia general a la participación en las elecciones parlamentarias del 2005. En ambas ocasiones la estrategia iba destinada a mellar la credibilidad del ente electoral. Pues bien, creo que ente electoral sale fortalecido de este simulacro: el sistema de autenticación integrado resultó blindado, excelente para la rapidez y la seguridad del elector. No hay posibilidad alguna no solo de que se sepa por quien votó cada venezolano, sino, además, de que el mismo elector pueda votar dos o tres veces como nos tenían acostumbrado antes las mafias adecas. La otra lectura de gran civismo y fortalecimiento de una institución social, es el comportamiento de nuestras Fuerzas Armadas. Ejemplar en su actuación, en el mantenimiento del orden en los centros de votación y en el resguardo y cuidado del material electoral. Solo escuálidos focos de provocación en las afueras de algunos centros promovidos por algunos figurones de la oposición; pero el pueblo bolivariano consciente de a quien le conviene la violencia, no cayó en provocaciones.
En el PSUV y el GPP aprovechamos para evaluar la organización, las fuerzas del colectivo social y de la militancia calle por calle, barrio a barrio y sector por sector. La venimos organizando desde el año pasado y el pueblo bolivariano respondió: desde la madrugada, en algunos casos con vigilia, se apostaron en las puertas de los centros a la espera del inicio de la jornada. Organización, movilización y logística, predominó en el trabajo hacia los centros de votación. Fervor, mística y emoción, se sintieron en todos los centros de votación a favor del candidato de la patria. Nada que ver con los sectores opositores: poca afluencia y hasta desgano en los centros de sus seguidores. En Maracaibo, dónde se jactan de tener una maquinaria, no se movieron como se esperaba. ¿Que pasó? No quisieron o no pudieron. Nos preguntamos: si hubiera sido la de Pablo Perez la candidatura que hubiera estado en juego, ¿la maquinaria se hubiera movido como lo hicieron ayer? Queda cada vez más en evidencia que en el fondo no están apoyando a Capriles. O bien no les interesa, o bien aquella maquinaria ya está mellada por la división entre Pablo y Eveling. Los ejercicios de maniobra, los simulacros, históricamente han servido para asomar resultados, dibujar los contornos de lo que viene, sea con los equipos de la pelota venezolana, con los juegos de las olimpiadas o con la cara de los candidatos. El mensaje de la soberanía popular es claro. De un lado está la organización, la emoción y las ganas de ganar. Del otro lado está la derrota, la desorganización y el desánimo. El 7 de octubre en pequeño pasó el domingo.
Por nuestra parte, no podemos caer en triunfalismos. La maquinaria de ellos ya no mete miedo pero, cacharra y todo, todavía anda. Sobre todo en el Zulia, en muchos sectores funciona como una franquicia y en otros apela al sentimiento de la Zulianidad. En definitiva, que con el simulacro del domingo se fortalece la confianza y el respeto al CNE, la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, el cauce de la soberanía popular se muestra más claro y la sociedad venezolana gana en paz y tranquilidad. O sea que el Presidente Chávez sigue siendo el Presidente.
henrymaracaibo@hotmail.com
La primera tiene que ver con el mismo ente electoral, cuya condición de árbitro la oposición siempre ha tratado de desprestigiar. Recordemos solo dos episodios: la denuncia de fraude hecha en la madrugada del 2004, la noche de los resultados del referéndum revocatorio que se resolvió, como no podía ser de otra forma, mediante el reconocimiento internacional de la soberanía popular. Y la renuncia general a la participación en las elecciones parlamentarias del 2005. En ambas ocasiones la estrategia iba destinada a mellar la credibilidad del ente electoral. Pues bien, creo que ente electoral sale fortalecido de este simulacro: el sistema de autenticación integrado resultó blindado, excelente para la rapidez y la seguridad del elector. No hay posibilidad alguna no solo de que se sepa por quien votó cada venezolano, sino, además, de que el mismo elector pueda votar dos o tres veces como nos tenían acostumbrado antes las mafias adecas. La otra lectura de gran civismo y fortalecimiento de una institución social, es el comportamiento de nuestras Fuerzas Armadas. Ejemplar en su actuación, en el mantenimiento del orden en los centros de votación y en el resguardo y cuidado del material electoral. Solo escuálidos focos de provocación en las afueras de algunos centros promovidos por algunos figurones de la oposición; pero el pueblo bolivariano consciente de a quien le conviene la violencia, no cayó en provocaciones.
En el PSUV y el GPP aprovechamos para evaluar la organización, las fuerzas del colectivo social y de la militancia calle por calle, barrio a barrio y sector por sector. La venimos organizando desde el año pasado y el pueblo bolivariano respondió: desde la madrugada, en algunos casos con vigilia, se apostaron en las puertas de los centros a la espera del inicio de la jornada. Organización, movilización y logística, predominó en el trabajo hacia los centros de votación. Fervor, mística y emoción, se sintieron en todos los centros de votación a favor del candidato de la patria. Nada que ver con los sectores opositores: poca afluencia y hasta desgano en los centros de sus seguidores. En Maracaibo, dónde se jactan de tener una maquinaria, no se movieron como se esperaba. ¿Que pasó? No quisieron o no pudieron. Nos preguntamos: si hubiera sido la de Pablo Perez la candidatura que hubiera estado en juego, ¿la maquinaria se hubiera movido como lo hicieron ayer? Queda cada vez más en evidencia que en el fondo no están apoyando a Capriles. O bien no les interesa, o bien aquella maquinaria ya está mellada por la división entre Pablo y Eveling. Los ejercicios de maniobra, los simulacros, históricamente han servido para asomar resultados, dibujar los contornos de lo que viene, sea con los equipos de la pelota venezolana, con los juegos de las olimpiadas o con la cara de los candidatos. El mensaje de la soberanía popular es claro. De un lado está la organización, la emoción y las ganas de ganar. Del otro lado está la derrota, la desorganización y el desánimo. El 7 de octubre en pequeño pasó el domingo.
Por nuestra parte, no podemos caer en triunfalismos. La maquinaria de ellos ya no mete miedo pero, cacharra y todo, todavía anda. Sobre todo en el Zulia, en muchos sectores funciona como una franquicia y en otros apela al sentimiento de la Zulianidad. En definitiva, que con el simulacro del domingo se fortalece la confianza y el respeto al CNE, la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, el cauce de la soberanía popular se muestra más claro y la sociedad venezolana gana en paz y tranquilidad. O sea que el Presidente Chávez sigue siendo el Presidente.
henrymaracaibo@hotmail.com