El presidente de Líbano, Michel Suleiman, expresó este martes su rechazo a una injerencia militar extranjera en Siria y abogó por encontrar una solución política a la crisis en el país vecino.
Suleiman realizó las declaraciones durante una reunión con los embajadores de los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), el coordinador especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para EL Líbano, Derek Plumby, representantes de la Unión Europea (UE) y de la Liga Árabe (LA) en Beirut (capital libanesa).
El mandatario libanés aprovechó la oportunidad para agradecer a los embajadores por el apoyo de sus respectivos países a la estabilidad y la soberanía de Líbano y a la política de disociación basada en la Declaración de Baabda.
La Declaración de Baabda fue adoptada por unanimidad durante una sesión de Diálogo Nacional en junio de 2012 y establece la disociación del Líbano de los conflictos regionales, en particular de la crisis siria.
Por su parte, los diplomáticos destacaron el apoyo continuo de sus países hacia el Líbano, sobre todo para con su Ejército, a fin de que pueda continuar con la preservación de la estabilidad y la seguridad en el país y en sus fronteras.
Este sábado, el presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, declaró que está preparado para lanzar una ofensiva contra Siria en cualquier momento, aún sin presentar las “pruebas” que tienen del presunto uso de armas químicas y sin esperar el resultado de la misión de la ONU, que investiga el supuesto uso de estas armas.
Durante sus declaraciones en la Casa Blanca (sede de Gobierno), Obama consideró que su Gobierno tomó una “buena” decisión al determinar realizar esta acción militar sin esperar una decisión del CSNU, pues dice que éste organismo está muy "paralizado” esperando por el informe de la misión de la ONU que se encontraba en suelo sirio investigando el uso de las armas químicas.
Por otra parte, mercenarios sirios, opositores al Gobierno de Bashar Al Assad, reconocieron su responsabilidad por el ataque del 21 de agosto, en el que fallecieron más de mil 300 personas.
El gobierno de Bashar Al Assad ha condenado en todas las oportunidades posibles el uso de estas armas. El Gobierno de Rusia ha recalcado que estas acusaciones de EE.UU. forman parte de una campaña internacional que lo que busca es justificar acciones guerreristas contra el país árabe.
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