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sábado, 31 de agosto de 2013

La dictadura de Santos lleva dos muertos y el ejército siguen arremetiendo a su pueblo

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha ordenado este viernes que sus negociadores abandonen la mesa de diálogo con los campesinos en Tunja, en el departamento de Boyacá, y ha anunciado lamilitarización en Bogotá, tras los graves disturbios del jueves durante una marcha de apoyo al paro de los trabajadores del campo.
Tras el consejo de ministros extraordinario de anoche, Santos ha anunciado que ha ordenado "la militarización de Bogotá" y ha amenazado con que hará lo mismo "en cualquier sitio y zona que sea necesario". Además, ha ordenado el despliegue de "50.000 hombres de las Fuerzas Militares para que trabajen con la Policía en la movilidad de las carreteras".
Santos ha ordenado a los ministros que estaban negociando con los campesinos que "regresen a Bogotá y dejen las propuestas —del Gobierno— sobre la mesa" para que sean los campesinos quienes decidan si las aceptan o no para levantar el paro agrario, que este viernes cumple doce días. "Mantenemos toda la disposición de dialogar con los verdaderos campesinos", ha apuntado Santos, que ha insistido en que la única respuesta ha sido "la constante dilatación de un acuerdo porque no quieren acordar o, tal vez, porque no los dejan", en referencia a posibles instigaciones de grupos guerrilleros a los campesinos.
Este jueves el presidente Santos reconoció la legitimidad de la protesta: “Los campesinos son los que más han sufrido ese abandono, los campesinos que están protestando. Protestas legítimas, protestas que tienen muchos argumentos, protestas válidas”. A una hora inusual dio un discurso televisivo, el mismo día que estaba anunciada una gigantesca movilización en las principales ciudades del país en apoyo al paro nacional agrario que ya se extiende 12 días.
Cada día se unen más sectores de pequeños cultivadores que son quienes más fuerte han sufrido las consecuencias de la competencia internacional
“Sin duda alguna, estamos atravesando por una tormenta; una tormenta que se formó por la acumulación del abandono y de falta de políticas en el sector agropecuario durante muchísimo tiempo. Y ahora estamos pagando las consecuencias”, afirmó el presidente.
Santos se refería a las protestas a las que hasta hoy se han unido los campesinos de 16 de los 32 departamentos del país, entre los que están los pequeños productores de patata, cacao, leche, fresa, maíz, café y cereales, y que antes había minimizado. En un discurso, el domingo dijo que “el tal paro no existe”, como puntillazo final a sus comentarios nada más comenzar una a protesta que calificó como de menor magnitud de lo que se esperaba.
Los agricultores han dirigido sus reclamos contra las políticas de libre comercio que, según dicen, los han dejado en la ruina: los altos costos generados por fertilizantes y abonos, el precio de la gasolina, que encarece todo el proceso de comercialización, la importación de alimentos a bajos precios y las nulas ayudas para la competitividad.
Santos anunció, entre otras cosas, el control a los precios de los fertilizantes y pesticidas, la eliminación de los aranceles para algunos abonos y una libertad vigilada de precios, además del fortalecimiento de la lucha contra el contrabando.
El gobierno ha dicho que, tanto desde las FARC como desde el uribismo, se está aprovechando políticamente la protesta campesina
Pero esto no alcanzó para lograr un acuerdo de desbloquear alguna de la treintena de vías donde los productores se apostaron para hacer sentir su protesta. Al contrario, los líderes campesinos que negocian en Boyacá, un departamento ubicado en el centro del país, de carácter agrícola, minifundista, principal productor de patata y donde se ha vivido lo más álgido de la protesta, aseguraron que no van a ceder ante las ofertas del Gobierno de negociar sectorialmente sino que se levantarán de la mesa cuando haya un acuerdo nacional. No tienen la presión del calendario, dicen que tienen cómo subsistir dos meses en huelga.
Tras cuatro días de negociaciones, el Gobierno esperaba llegar este jueves a un acuerdo. Sin embargo, la solución no parece cercana. Al contrario, cada día se unen más sectores de pequeños cultivadores que son quienes más fuerte han sufrido las consecuencias de la competencia internacional.
Paralelamente, las redes sociales han logrado movilizar también al sector urbano. Al contrario de mitigar la protesta, el discurso matutino de Santos activó mucho más la organización social. En Bogotá, Cali y Medellín, entre otras doce ciudades, la movilización logró alertar al Gobierno sobre la solidaridad que la protesta rural ha generado en las zonas urbanas.
Muchas de las manifestaciones, tanto en las zonas rurales como en las urbanas, han terminado en enfrentamientos entre campesinos, estudiantes, y manifestantes con la policía antidisturbios, (Esmad). Vídeos con desmanes de los hombres del Esmad contra los campesinos inundaron las redes sociales y llenaron de indignación, lo que provocó el anuncio de investigaciones internas por parte de la Policía.
Y en paralelo con las protestas, grupos de vándalos han aprovechado la situación y han saqueado y destruido varias ciudades. Hasta las 10 de la noche de este jueves había disturbios en cuatro de las veinte localidades de Bogotá donde la Alcaldía debió decretar una prohibición de venta de licor y toque de queda hasta las 5 de la mañana. Igual ocurría en otras tres ciudades, donde grupos de delincuentes robaban los sectores comerciales y se enfrentaban con la Policía. Solo en Bogotá, el reporte preliminar de las autoridades dio cuenta de la muerte de tres civiles y 25 policías heridos. Además, de más de 300 detenidos en todo el país..
La situación se volvió tan delicada que el presidente Santos convocó a un consejo extraordinario de ministros a las 10 de la noche.
La respuesta del Gobierno ante el paro ha sido errática. Mientras el Ministro encargado de la Agricultura se reúne con los campesinos el de Defensa acusa a las FARC de haber infiltrado las protestas. Y Santos, con sus diferentes discursos sobre el paro ha causado más desconfianza que tranquilidad.
Analistas califican el manejo que el presidente Santos ha dado al paro como imprudente, torpe e, improvisado. Ricardo Galán experto en comunicación política, aseguró que el manejo ha sido muy torpe desde antes de que iniciara la protesta porque anuncios como los hechos esta mañana se hubieran podido hacer hace tres meses y con eso se había evitado la convocatoria.
En eso coincide Héctor Riveros, consultor en seguridad y convivencia ciudadana, quien asegura que el Presidente ha tomado decisiones en el sentido correcto, pero tardías. “Por qué un Presidente que lleva más de tres años de gobierno dice que aquí hace mucho no hay política agraria. Bien que lo reconozca, pero es que lleva tres años de presidente”.
El presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, quien pertenece a la coalición del Gobierno no lo ve así. Asegura que al Gobierno Santos le reventó una crisis crónica del sector agropecuario colombiano que viene desde hace dos décadas y por eso de lo que se puede acusar al Presidente es de no haberla advertido a tiempo.
“El presidente ha aceptado con sensatez y con humildad que hay una crisis, que hay sectores golpeados y esta crisis debe servir para hacer lo que se debía haber hecho hace tiempo y es impulsar un cambio en el modelo agropecuario del país”, aseguró.
Pero lo errático del discurso de Santos no solo ha estado en la negación y aceptación del paro y de las protestas sino también en el manejo de la protesta social. El gobierno de Santos, desde que se inició, ha alentado un proceso de movilización y de búsqueda de diálogo social y lo ha ratificado con las negociaciones en la Habana. “Es un gobierno que plantea reformas al campo, apertura al diálogo y la gente aprovecha y protesta”, dijo el analista León Valencia.
Santos, agregó, no tiene una estrategia de diálogo social nacional, está a la defensiva y no tiene un paquete de reformas claras para ofrecer. En lugar de escuchar a los campesinos, desde el primer día de manifestaciones Santos ordenó a la Policía desalojar las vías y controlar cualquier tipo de protesta. El resultado fueron decenas de imágenes de los hombres del Esmad golpeando campesinos por todo el territorio nacional.
“La sensación es que al pobre campesino lo maltratan, lo ignoran, lo persiguen y eso es porque no es campesino, no es bueno. Eso genera graves problemas en los estratos bajos”, dijo Valencia.
Y para Santos, la pérdida del control de la seguridad es un tema recurrente, que ha sido presionado por el ex presidente Álvaro Uribe, quien lo llevó a la presidencia y hoy es su principal opositor. Ahí el discurso de Santos también ha sido ambivalente. Mientras que promueve la protesta social también permite el uso de la fuerza contra campesinos y estudiantes.
“Es un golpe al liderazgo de Santos, no ha logrado convocar al país y no le reconocen liderazgo, no entienden por qué sí diálogo abierto con organizaciones subversidas y no con los ciudadanos que hacen sus reclamos”, explicó el analista uribista Rafael Guarín.
Lo que se juega Santos no es poco. A un año de las elecciones presidenciales, peligra su posible reelección. “Está alejando la posibilidad porque se está alejando del pueblo”, dijo Galán.
Igual lo ve Guarín, quien cree que la respuesta del Gobierno al paro golpea la capacidad de maniobra actual del gobierno y puede tener implicaciones serias y es que el eje de la próxima campaña presidencial cambie de la seguridad y la paz por el de los problemas sociales.
El gobierno ha dicho que, tanto desde las FARC como desde el uribismo, se está aprovechando políticamente la protesta campesina y les ha acusado de instigar a los manifestantes.
“La inmensa mayoría de las peticiones de los campesinos son justas y válidas, pero tampoco podemos desconocer que hay políticos oportunistas pescando en el río revuelto de la justa protesta social”, dijo Cristo, quien cree que detrás el vandalismo y las acciones delincuenciales que han surgido paralelas al paro hay sectores interesados en generar un clima que le genere dificultades al gobierno.
Para el viernes están convocadas varias marchas más por las ciudades mientras continuarán las conversaciones entre Gobierno y campesinos.

jueves, 4 de julio de 2013

Obama autoriza a el "titere" Santos para que no viaje a Bolivia

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

EL PRESIDENTE DE COLOMBIA, JUAN MANUEL SANTOS

Credito: Archivo

04-07-13.-Por sus respectivos viajes a Lausana (Suiza) y Moscú (Rusia) el presidente Juan Manuel Santos y la canciller María Ángela Holguín no asistirán a la cumbre de Unasur en Cochabamba (Bolivia).

La ausencia de los altos jerarcas de la diplomacia colombiana se da en medio de la crisis desatada en la región por la agresión sufrida por el presidente de Bolivia, Evo Morales, en su reciente visita a Europa, reseña el diario El Espectador, este jueves, en su portal.

Se prevé que en las próximas horas el Gobierno delegue en un alto funcionario el acudir a la cita regional, a la cual, han confirmado su asistencia al menos cinco mandatarios.

Dentro de las posibilidades está que sea designado un miembro del gabinete o un alto funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores.

El presidente Santos la noche del miércoles envió un mensaje de tranquilidad a la región para no generar una crisis diplomática.

“Nos solidarizamos con Evo Morales porque es inaudito lo que le hicieron pero no permitamos que se convierta en crisis diplomática de América Latina con la Unión Europea”, señaló.

Francia, España, Italia y Portugal fueron los países que negaron el acceso de Evo Morales aduciendo que en el avión presidencial estaba el exagente de la CIA, Edward Snowden.

domingo, 16 de junio de 2013

Encuesta: 62% de los colombianos está contra la reelección de Santos

Juan Manuel Santos

JUAN MANUEL SANTOS

Bogotá, junio 16 - Una mayoría de los colombianos de 62% se mostró en contra de una eventual reelección del presidente Juan Manuel Santos, quien oficialmente todavía no anuncia si buscará en el 2014 ese segundo mandato, según una encuesta divulgada el domingo.

Tal porcentaje es igual al de abril, fecha de la anterior encuesta de la firma Datexco.

Desde febrero, cuando el 60% se manifestaba en contra de una reelección, el presidente no ha conseguido revertir esa tendencia desfavorable a un segundo cuatrienio de gobierno.

El sondeo de Datexco consultó a 1.000 personas en Bogotá y otras cinco ciudades del país del 11 al 13 de junio y tuvo un margen de error de 3,1 puntos porcentuales.

Desde febrero el porcentaje que se declara de acuerdo con una reelección oscila entre 30% a 33%, según Datexco.

El rechazo a esa posible reelección estaría dado porque Santos recibe bajas puntuaciones en temas como la seguridad del país y otros asuntos puntuales como la atención al sector de la salud pública, añadió la firma consultora.

En una clara señal que optaría a un segundo mandato, el presidente, un economista de 61 años, anunció en mayo pasado la salida de dos colaboradores claves de su gabinete y que pasarían a trabajar en la llamada Fundación Buen Gobierno, creada por Santos en los años 90 como un centro de pensamiento y que sirvió de base a su campaña electoral del 2010.

A esa fundación también pasarían al menos dos ex ministros de Santos y el general en retiro de la policía, Oscar Naranjo, uno de los negociadores del gobierno en los diálogos de paz que adelanta desde el 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Al revelar esos cambios, sin embargo, Santos aclaró que sólo hasta noviembre anunciaría oficialmente si buscará otro mandato en los comicios de mayo del 2014.


domingo, 9 de junio de 2013

José Vicente Rangel asegura que la oposición compró 18 aviones de guerra ¿Santos sabrá de esto?

José Vicente Rangel asegura que la oposición compró 18 aviones de guerra
EFE
Caracas, 9 junio 2013.- El exvicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel aseguró hoy que "venezolanos de la oposición" firmaron un contrato de compra de 18 aviones de guerra que serán llevados próximamente a una base militar de EE.UU. en Colombia.

El también exministro de Defensa y de Relaciones Exteriores durante el mandato del presidente Hugo Chávez, fallecido en marzo pasado tras 14 años de gestión, aseguró en su programa dominical en el canal privado Televen que los aviones llegarán a Colombia "a más tardar a principios del mes de noviembre de este año".

Los aviones fueron negociados el pasado 27 de mayo en la ciudad de San Antonio, Texas (EE.UU.), "entre ejecutivos de la industria de aviones de guerra y venezolanos de la oposición", y serán traslados a una base militar estadounidense "ubicada en Colombia y la cual tiene las coordenadas siguientes: P 11 grados, 25 minutos 31 segundos. M 72 grados, 7 minutos, 46 segundos", precisó Rangel.

Sin revelar la fuente de su aseveración, Rangel pidió "que la información no sea subestimada, dado el clima que actualmente existe de agresiones mediáticas y políticas contra Venezuela".

"¿Podrían los organismos de seguridad chequear esta información que no vacilo en calificar de extremadamente grave y recabar información de las autoridades norteamericanas y colombianas? ¿Se prepara una agresión armada debidamente camuflada con la participación de mercenarios?", se preguntó.

La denuncia se produce un día después de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, convocara una sesión del Consejo de Estado para que el próximo martes defina "de manera central" las relaciones con el Estado y el Gobierno de Colombia.

El Consejo de Estado, una instancia que reúne extraordinariamente a los representantes de las más importantes instancias del país, deberá redactar "un documento" que exprese "de manera central la visión de las relaciones de nuestro Estado, de nuestro Gobierno, con la República de Colombia, con su Estado y con su Gobierno", señaló.

Las relaciones entre Colombia y Venezuela se tensaron después de que el gobernante colombiano, Juan Manuel Santos, recibió el mes pasado al líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles, quien no reconoce a Maduro como presidente ni los resultados electorales del 14 de abril pasado, que ha impugnado por considerarlos fraudulentos.

La relación se tensó aún más cuando Santos comentó la posibilidad de ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) -declaración luego matizada por el ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón-, lo que llevó a Maduro a acusarlo de imprimir un "giro negativo" en su política con la región.

"Nosotros estamos dispuestos a recomponer las reglas del juego para relaciones de respeto, de respeto, sin jueguitos de hipocresía, no acepto jueguitos de nadie, que lo sepan en Colombia, no acepto jueguitos porque aquí no hay bobos gobernando, aquí hay chavistas y bolivarianos", dijo Maduro.

"Yo también soy un demócrata, presidente Santos, los que no son demócratas son los factores de la derecha que se fueron a reunir con usted y desconocen la democracia venezolana, las instituciones venezolanas y están conspirando contra la economía, que están conspirando para matarme a mí", añadió.

La denuncia de Rangel se produce también un día después de que el ministro venezolano de Exteriores, Elías Jaua, dijera que la designación de un nuevo embajador de su país en EE.UU. se producirá "cuando haya condiciones".

Jaua se reunió el pasado miércoles con el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, con quien acordó la próxima designación de los respectivos embajadores, tres años después de la expulsión de los anteriores de Caracas y Washington.

Las relaciones han sido tensas desde la llegada al poder en 1999 de Chávez, sucedido por Maduro, con intermitentes denuncias sobre "la injerencia" de EE.UU. y acusaciones casi constantes de EE.UU. contra "el autoritarismo" del Gobierno de Venezuela. EFE 

martes, 4 de junio de 2013

Los jefes de Santos le ordenaron para que hablara con Capriles

Credito: Archivo Web

Caracas, 04 Junio 2013.- Diversos analistas colombianos han cuestionado al Presidente Juan Manuel Santos, por haber concedido una entrevista “privada” al ex candidato fascista de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski, ya que la misma no ameritaba poner en riesgo los intereses del Estado colombiano.

El analista colombiano Lisandro Duque Naranjo acusó al Presidente Santos de irresponsable, por subordinar causas menores a los intereses superiores del Estado.

“Con razón el gobierno de Maduro está ofendido. Pero también los colombianos ante la irresponsabilidad del señor Santos, quien se muestra tan capaz de tirarse en paro intereses superiores a cambio de una causa menor”, escribió Duque Naranjo este sábado en su columna del diario El Espectador.

Para Duque Naranjo, si bien Capriles tiene el derecho de visitar Colombia y reunirse con quien desee, el Presidente Santos debió calcular mejor su decisión de recibirlo, lo cual indicó que podría haber sido “ordenado” por el Vicepresidente de EEUU, Joe Biden, quien estuvo tres días antes en Bogotá.

“Capriles, desde luego, está en su derecho de visitar este país y de hablar con quien quiera, incluidos los del capitolio, pues el Congreso es de lavar y planchar. Pero ser recibido por el presidente de la República ya son palabras mayores, cuyos efectos debió calcular el anfitrión. Sobre todo si tres días antes estuvo en Bogotá el vicepresidente de EEUU, quien se pegó ese viaje a comprar flores, y tal vez a ordenar que se recibiera en palacio al excandidato”, advirtió.

Duque Naranjo también criticó a los medios de comunicación que han pretendido reivindicar el derecho de Santos a reunirse con Capriles, pero bajo argumentos débiles.

“A los que sí les han sobrado micrófonos ha sido a los de los noticieros, radiales y de los otros, muchos de los cuales reivindican el derecho del presidente a conversar con el excandidato venezolano, de igual manera, dicen, a como Chávez, en su momento, lo hizo con Iván Márquez en Miraflores. Pésima la comparación, pero al menos reconocen que el estatus de Capriles es el de enemigo activo de Nicolás Maduro. Y aunque olviden que el encuentro Márquez-Chávez tuvo lugar no solo bajo autorización, sino a pedido, del presidente de Colombia en ese instante, y para facilitar la gestión humanitaria de devolución de rehenes, por parte de las Farc, a Piedad Córdoba”, expresó categóricamente.

Por su parte, el catedrático de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, afirmó que el Presidente Santos no pudo aguantar más la presión de sectores reaccionarios vinculados al ex presidente Álvaro Uribe que le exigían enfrentar al Presidente Maduro, lo que lo habría obligado a responder, aunque desconociendo que la situación entre Venezuela y el ex mandatario colombiano, no es un asunto de Estado.

“Algunos sectores de la dirigencia nacional, de los cuales depende su candidatura (o la de sus políticas como él lo ha expresado) le exigieron respaldo al ex mandatario. Claro está, desconociendo que los insultos entre Maduro y Uribe no debían ser un tema de Estado. Sin embargo, pudo más el ambiente nacional y, sobre todo, el cálculo político”, expresó el catedrático este sábado también en El Espectador.

En ello coincide la doctora en Ciencias Políticas y especialista en las relaciones bilaterales, Socorro Ramírez, cuando afirma que haber aceptado la reunión con Capriles fue un error del Presidente Santos, motivado por la presión de Uribe y la extrema derecha colombiana.

“En el error presidencial pesó la presión extrema que viene ejerciendo Uribe -que hace política con el tema-, pero también la opinión de otros sectores que han considerado que, ante la reñida definición de la elección de Maduro, Colombia no debió haber reconocido su gobierno de inmediato. Incluso se le ha pedido a la Canciller que renuncie, porque se considera inadecuado el diálogo fluido que ella ha podido mantener con el gobierno venezolano”, expreso la catedrática en entrevista realizada este sábado por el diario El Tiempo.

Estos cuestionamientos de expertos colombianos a la reunión Santos-Capriles, se suman a la postura del ex candidato Ernesto Samper, quien aseguró esta semana que nunca hubiera recibido a Capriles para evitar una tensión innecesaria entre ambos gobiernos.

sábado, 1 de junio de 2013

Presidente Maduro a Santos: "La verdad sobre la mesa"

Credito: La Iguana Tv

Caracas, mayo 31 - El presidente de la república, Nicolás Maduro, manifestó su intención de mejorar las relaciones diplomáticas con Colombia pero con “la verdad sobre la mesa”.

“Yo tengo la mejor buena voluntad de tener la mejor relación con usted Presidente Santos. Usted me conoce, bastante nos hemos reunido. Usted sabe para qué. Somos gente de la verdad y leales cuando en la mesa se respeta las reglas de juego que el Presidente Chávez le dijo en Santa Marta”, expresó Maduro quien sigue evaluando las relaciones con el vecino país.

Reiteró sus denuncias de una presunta conspiración que se está fraguando en Bogotá, tras la visita del gobernador de Miranda, Henrique Capriles. “Presidente Santos está una conspiración activa contra el gobierno legitimo de Venezuela. Nosotros tenemos que defender el derecho de nuestro país de vivir en paz”.

El presidente Maduro resaltó que giró instrucciones al canciller de la República, Elías Jaua, para que con la verdad y principios de respeto se reconstruyan las relaciones entre Miraflores y la Casa de Nariño.

El mandatario nacional hizo este pronunciamiento desde el Palacio de Miraflores donde sostiene un encuentro con los gobernadores bolivarianos.

Mientras tanto, en Colombia el ministro del interior, Fernando Carrillo, destacó "la efectividad, la oportunidad y la idoneidad" de la canciller Holguín, para la mejora de las relaciones bilaterales.

viernes, 31 de mayo de 2013

Presidente Maduro asegura que ha perdido confianza en Santos y evalúa sus relaciones

El mandatario visitó Carabobo este jueves. (Foto Ángel Chacón)
Noticias del Centro / NOTI-ARTE / EL ROTATIVO DEL SUR /PATRIA /COMUNIDAD T.V./Radio Comunitaria Canaima/
Noticias kairos/ Morreña Estereo OnlineCOMUNIDAD ESTEREO F.M/http://caribefilmskaraun.blogspot.com/
El presidente Nicolás Maduro aseguró que perdió confianza en su colega colombiano, Juan Manuel Santos, y que por ello evalúa el curso de "todas" las relaciones bilaterales que mantiene con el país neogranadino. "Estoy evaluando si Venezuela continúa en ese proceso porque dudo de la sinceridad del presidente Santos, cuando le mete una puñalada a Venezuela por la espalda y se presta a lavarle la cara a la conspiración. Lo digo con dolor", observó Maduro.
Exigió respeto en los asuntos internos de Venezuela. "Nosotros respetamos a todos los países del mundo, a todos los gobiernos y es por eso que este acuerdo de Santa Marta ha sido violado. Usted (Santos) no se mete en mi país, yo no meto en su país. Así de sencillo", enfatizó el jefe de Estado en referencia a la reunión que sostuvo este miércoles en Bogotá el mandatario con el líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski.
"Quienes no respeten, aquí está nuestra mano. Que haya rectificaciones a tiempo", pidió Maduro durante una jornada del gobierno de calle desde el estado Carabobo.
El mandatario nacional repudió el viaje de Capriles al país vecino. "No puede ser que se vaya a Bogotá a decir a los cuatro vientos en las instituciones más importantes de Colombia que en Venezuela hubo un fraude. ¿Eso es respeto político?", señaló.

Plan para asesinar a Maduro

Maduro afirmó que existe un plan para asesinarlo. Explicó que a Colombia arribó un equipo de expertos desde Miami, juntos con el ex funcionario norteamericano Roger Noriega, con un veneno que planean inocularle en un eventual viaje a Venezuela, "no para que me muera en un día, no, para enfermarme en el transcurso de los meses que están por venir".
"Ellos no lo van a lograr. Tengan la seguridad que no van a lograrlo, porque yo voy a vivir muchos años y voy a ser Presidente de este país por muchos años también, junto al pueblo venezolano. Tengan la seguridad de eso", exclamó.
Con información de AVN

jueves, 30 de mayo de 2013

Parlamento de Venezuela deplora encuentro presidente Santos-Capriles Radonski

Radio Comunitaria Canaima

En opinión del parlamentario, el Jefe de Estado colombiano con ese gesto “no está descarrilando el tren de las buenas relaciones” bilaterales, pero “le está poniendo una bomba” * Fue más allá, y subrayó que pareciera un deslinde con el Gobierno venezolano * Alertó que el verdadero objetivo del viaje de Capriles es recibir instrucciones de Uribe y J.J Rendón para el plan desestabilizador contra el país

La Asamblea Nacional (AN) de la República Bolivariana de Venezuela a través de las declaraciones de su titular, diputado Diosdado Cabello, deploró  que el presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, haya recibido en la Casa de Nariño, sede del Gobierno, al ex candidato dos veces perdedor y comprobado golpista Henrique Capriles Radonski.
Presidente de la Asamblea Nacional venezolana, diputado Diosdado Cabello, deplora encuentro del presidente Santos y Capriles Radonski
Tal encuentro se produjo en privado a tempranas horas de este miércoles 29 de mayo. Capriles llegó al país vecino en la noche del  martes 28 de mayo.
A juicio del parlamentario por el estado Monagas, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Jefe de Estado colombiano con ese gesto “no está descarrilando el tren de las buenas relaciones” bilaterales, pero “le está poniendo una bomba”.
Es oportuno señalar que en una reunión entre Santos y Chávez, ambos coincidieron en proclamr que no permitirían el descarrilamiento de los vínculos fraternos republicanos. De allí el razonamiento precedente.
Afirmó, en declaraciones a medios del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI), que en el proceso de conversaciones para lograr la paz en la hermana nación mucho tiene que ver con las gestiones del Comandante Hugo Chávez, y ahora el Gobierno de Colombia, que dice ser amigo de Venezuela, “le da una patada a la mesa” recibiendo a un golpista, alegó Cabello.
Ha debido tener más consideración con el país que por años bajo el liderazgo del Comandante Supremo ha hecho tanto por la paz en Colombia, adicionó a sus argumentos reprobatorios. Fue más allá, y subrayó que pareciera un deslinde con el Gobierno venezolano.
Además confesó estar extrañado de que el presidente Santos haya recibido a Capriles Radonski, en virtud de sus afirmaciones respecto a que no recibe aventureros. Se preguntó cómo se interpretaría por el Gobierno colombiano que la Asamblea Nacional, una institución autónoma del Estado venezolano, recibiera a personajes ligados al terrorismo en Colombia.
Presume Cabello que el Mandatario colombiano le haya preguntado a su visitante por las personas asesinadas en las acciones que propició tras perder las presidenciales del 14 de abril, entre quienes hay un niño de 12 años y una niña de 11 (arrollados en el estado Zulia por un camión, cuyo conductor es antichavista).
El asambleísta y primer vicepresidente del PSUV fue insistente en lamentar y rechazar tal encuentro Santos-Capriles, al ser éste el fascista del golpe de Estado del 11 de abril 2002 y el mismo fascista del 15 y 16 de abril 2013.
Además, confesó su sorpresa respecto a que supuestamente el tema del encuentro fue el comercio binacional, en virtud de que es un tema de Estado, en ningún caso debe tratarse con un gobernador, sino entre Santos y su igual, el presidente legal y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro.
Anticipó que se va a tratar el tema en la Comisión Permanente de Política Exterior, Soberanía e Integración de la AN a objeto de elaborar documento de repudio y solicitar que el Gobierno de Colombia defina si está con el Gobierno constitucional o con el golpismo representado por el ex candidato dos veces perdedor.
En su condición de directivo de la maquinaria roja, proclamo el más contundente repudio a ese acto por parte del Gobierno de una nación hermana.
Capriles viajó a buscar instrucciones de Uribe y J.J. Rendón
El diputado Cabello alertó que esa  visita de Capriles a Colombia es para recibir instrucciones de Álvaro Uribe Vélez y de J. J. Rendón para continuar con el plan desestabilizador en el país.
De modo que la reunión con Santos así como con algunos senadores y diputados es una mampara, porque el anterior es el verdadero propósito. Fue reiterativo su llamado al pueblo chavista a estar ojo avizor, pues no presagia nada bueno ese viaje.
Es válido precisar que Juan José Rendón, más conocido como “jota jota” Rendón, se presenta como consultor político y estratega de la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y así lo identifican medios privados nacionales e internacionales.
Es un dirigente de extrema derecha, declarado antichavista, a quien se le atribuyen los triunfos presidenciales de Uribe y Santos; Porfirio Lobo, Honduras, y Enrique Peña Nieto, México.
De Uribe es oportuno recordar que es el narcotraficante 82 en la lista de la DEA (Administración para el Control de Drogas, en español).

ANTV/COP

miércoles, 29 de mayo de 2013

Tanto que nuestro Comandante Eterno le dijo a Santos que evitara descarrilar el tren de las buenas relaciones, ahora Santos le pone una bomba: Diosdado Cabello

Caracas, mayo 29 - El Gobierno de Venezuela reaccionó a la visita del opositor, Henrique Capriles, a Colombia. A través de Twitter, Diosdado Cabello señaló que “el gobierno colombiano es libre de atender a quien mejor le parezca, pero en el caso de Capriles está atendiendo a un fascista asesino”.

A renglón seguido anotó: “Tanto que nuestro Comandante Eterno le dijo a Santos que evitara descarrilar el tren de las buenas relaciones, ahora Santos le pone un bomba”.

Para Cabello, el viaje del fascista a Bogotá traerá consecuencias graves.

"Entendemos que es un plan de la derecha internacional donde Juan Manuel Santos forma parte activa para ponerse a las órdenes del imperio norteamericano", agregó.

Los calificativos del diputado también salpicaron al expresidente Álvaro Uribe, a quien Cabello tildó de narcoparaco.

Desde este miércoles, cuando Capriles llegó a Bogotá, Cabello comenzó a lanzar sus primeros dardos. "El asesino fascista Capriles se va a Colombia a rendirle cuentas y a recibir nuevas órdenes de su jefe el narcoparaco Uribe", escribió en Twitter.

Diosdado también aludió a J. J. Rendón, a quien no mencionan algunas agfencias internacionales ni los medios colombianos...

¿Presidente Santos un espejo de dos caras?

Radio Comunitaria Canaima

Cabello: Santos "está poniendo una bomba" a las buenas relaciones con el país

Caracas, 29 de mayo de 2013.- El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, aseguró este miércoles que la reunión entre Henrique Capriles y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se trata de una conspiración contra Venezuela. 

Indicó que le "extraña muchísimo" que este encuentro se haya dado, pues "él mismo (Santos) había afirmado que no lo iba a recibir para no darle pie a aventureros". 

"Uno pasa a no entender al gobierno colombiano y a su presidente porque tanto que le pidió Chávez no descarrilar el tren de las buenas relaciones", señaló Cabello. Agregó que le sorprendió los temas que fueron tratados en dicha reunión "como si fuese competencia de ese señor, eso parece un deslinde del gobierno venezolano", dijo Cabello. 

También aseguró que el principal objetivo de la visita de Capriles a Colombia no era reunirse con Santos, sino con el expresidente Uribe y con el asesor Juan José Rendón "JJ Rendón". 

"Sorprende, pero nos ayuda a comprender ciertas posiciones", precisó. 

Dijo que desde el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) rechazan contundentemente "estas atenciones que le da el presidente Santos a una persona que está incurso en cualquier cantidad de atropellos en Venezuela". 

Añadió que desde el parlamento se tratará el tema. "Vamos a generar un acuerdo de rechazo y que Colombia clarifique si está con el golpismo que representa Capriles o si está con el pueblo de Venezuela". 

"Santos, que dice ser amigo le está poniendo una bomba al tren de las buenas relaciones con Venezuela" al reunirse con alguien" que está en contra de la paz de Venezuela, como es el asesino de Henrique Capriles", concluyó. 

domingo, 28 de abril de 2013

Presidente Santos sigue ejemplo de Chávez ya construye casas socialistas para los colombianos pobres


El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dio hoy su aprobación a la vivienda social en la que pasó la noche, una de las 320 entregadas en Valledupar, en el norte colombiano.
"Las casas tienen 49 metros cuadrados y cuentan con tres habitaciones, son cómodas y las familias pueden vivir dignamente en ellas", dijo Santos tras pasar la noche en una de ellas.
Aunque se trató de "una experiencia grata", Santos recomendó a los constructores que mejoren la presión de la ducha y los interruptores de la luz.
El presidente aseguró que esos son los únicos dos defectos que les encontró a estas casas, cuya construcción comenzó el pasado noviembre.
En el apartamento, concebido para familias en riesgo de exclusión social, Santos durmió en una cama sencilla en una habitación decorada solamente con una persiana naranja, algunas sillas y un espejo que le prestaron para arreglarse.
El presidente estuvo acompañado por el ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, que pernoctó en otro apartamento y quien tiene a su cargo la política de construcción y entrega de 100.000 viviendas gratuitas para los más pobres de Colombia.
Tras desayunar y caminar por las zonas verdes de la urbanización, de 2.000 viviendas, piscina, bibliotecas, colegios y conexión a internet, ambos políticos presidieron el acto de entrega de las primeras 320 viviendas.

viernes, 26 de abril de 2013

Santos a Obama: "Yo si reconozco a Maduro, sabemos como comienza la guerra, pero no sabemos cuando termina"


  • “Reconocemos a Maduro porque fue declarado ganador y la obligación de todos es aceptar el veredicto del Consejo Electoral”
  • “Hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Tengo mis líneas rojas y sé qué ceder; de ahí no me mueve nadie”
  • “Reducir la desigualdad es más importante que dar de baja al ‘número uno’ de las FARC”

De estas difíciles conversaciones depende el legado político del presidente colombiano

Juan Manuel Santos (Bogotá, 1951) lleva 33 meses en la presidencia de Colombia. Ha pasado el ecuador de su mandato, se acerca el momento en el que debería anunciar si se presenta a la reelección o no, y mantiene una negociación con las FARC, la guerrilla más antigua y potente de América Latina que puede hacerle pasar a la historia de Colombia como el hombre que logró la paz o suponer el fin de su carrera política. El texto que sigue es fruto de una conversación de media hora con el presidente en su residencia oficial, más dos charlas en su automóvil durante los viajes de ida y vuelta a un evento en el que su gobierno presentó los resultados de sus programas contra la pobreza, la otra gran bandera política de la presidencia de Santos.
1. LA REGIÓN Y LA ESTABILIDAD DE VENEZUELA

La retirada de la política del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva y la reciente muerte del mandatario venezolano Hugo Chávez, distinta como era la apreciación que de ambos tenía la comunidad internacional, han convertido a Juan Manuel Santos, lo quiera él o no, lo reconozca o no, en un líder sin cuyo concurso no cabe imaginar arreglo alguno en la región, le digo para empezar la entrevista.

—Yo no me considero un líder de la región. Ni mucho menos. Sería muy pretencioso.

—¿Pero sí es consciente de la responsabilidad añadida?

—Entiendo que debo jugar un papel proactivo. Tengo muy buenas relaciones con todos los países; no importa su tendencia ideológica, inclusive con Venezuela, con Chávez y ahora con Maduro, tenemos grandes diferencias en materia de ideología, de forma de ver la vida, la vida económica, el modelo de desarrollo; pero respetando esas diferencias, tenemos una magníficas relaciones y creo que en la medida en que uno pueda contribuir como estamos haciendo en este momento a solucionar problemas y también a estimular políticas que a todos nos convengan, ahí estaremos.

Todos esperamos que la situación en Venezuela se distensione y se normalice. Una Venezuela distensionada y normalizada le conviene a los venezolanos y a todos los países de la región y estamos haciendo todos los esfuerzos para que eso sea posible.

Sostengo grandes diferencias ideológicas con Maduro, pero respeto esas diferencias y mantenemos excelentes relaciones

Más de 2.000 kilómetros de frontera y un historial de tensiones, bordeando la guerra en ocasiones, explican los desvelos con Venezuela del presidente, quien confesó hace un año su preocupación por que si algo le hubiera de suceder a Chávez, la estabilidad del vecino podría venirse al traste y la consiguiente anarquía devendría en desastre para el conjunto de la región.

“Quién me hubiera dicho”, le confesó Santos al venezolano la última vez que le vio en Cuba, “que yo habría de rezar por su salud”. La situación ahora en Venezuela no hace más que deteriorarse, ayer mismo el líder de la oposición, Henrique Capriles, acusó al candidato del régimen, Nicolás Maduro, de haber robado la elección, todo indica que en cualquier momento se puede producir un estallido que ningún mandatario de la región desea.

La entrevista se realizó el jueves por la tarde de la semana pasada en la Casa de Nariño, la residencia oficial del presidente de la República. Santos estaba a punto de partir a una cumbre en Lima de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) esa misma tarde en la que las tensiones postelectorales de Venezuela protagonizaron el encuentro. El presidente ha hecho gestiones, ha hablado con líderes de la región, se ha movilizado para asegurar un entendimiento que evite el estallido.

¿Es esa la razón del temprano reconocimiento por parte de Colombia del triunfo de Maduro, le pregunto, antes incluso de que el régimen aceptase una auditoría de los comicios por la sospecha generalizada de flagrantes violaciones en el proceso electoral?

—No. El reconocimiento fue producto de la manifestación oficial del Consejo Nacional Electoral, que dijo expresamente que por ley ellos anuncian el ganador cuando la tendencia es irreversible y han contabilizado un número suficiente de votos.

Nosotros tomamos eso como base porque no podía ser de otra manera. Una democracia tiene unas reglas de juego que en la elección pasada fueron exactamente las mismas reglas y se acataron, se respetaron. ¿Por qué no va a ser lo mismo ahora a pesar de que la diferencia es menor? Las diferencias pequeñas se han visto en muchos países: México con Calderón, inclusive Bush con Al Gore.

Cuando una autoridad respetada por las dos partes da un veredicto, la obligación de todo el mundo es aceptarlo.

—Estados Unidos ha anunciado que si no hay recuento no reconocerá a Maduro.

No me parece lo más constructivo desconocer al Gobierno de Maduro hasta que haya recuento

—No me parece que sea lo más constructivo. Nosotros esperamos que haya recuento y Maduro, en este momento, ha dicho que sí, que está dispuesto al recuento; hemos tratado de estimular que el recuento se pueda efectuar porque eso distensiona y normaliza la situación.

Aunque ambos hablamos de recuento, las autoridades venezolanas han dejado meridianamente claro que se trata más bien de una auditoría del proceso en sí, cuyo objetivo no consiste en la revisión de los resultados ni tampoco en recontar voto alguno.

Pero en la reunión de UNASUR, efectivamente, se fraguó un consenso que permitió al régimen venezolano aceptar esa auditoría del proceso electoral tras las sólidas denuncias presentadas por la oposición de Henrique Capriles. No son pocos ni faltos de criterio o peso político los observadores que creen que perder por la mínima es el mejor resultado que ha podido tener éste.

De haber ganado, sin duda la democracia se hubiese anotado un gran tanto, pero instalarle en el poder, y mantenerle en él, con todas las estructuras del chavismo intactas tras 14 años de autocracia sí hubiese podido llevar el caos y la inestabilidad a Venezuela y de rebote a toda la región.

Con el resultado obtenido, Capriles se consolida como alternativa y Maduro, pese a su retórica, sabe que tiene la mitad del país en contra y una situación política y económica que se deteriora a toda velocidad. Es una paradoja, le digo a Santos.

—Es una apreciación respetable de quienes dicen eso. Sí, sin duda alguna a Capriles le fue mejor ahora de lo que le fue hace unos meses: el haber aumentado su votación en términos relativos en forma tan importante, pues es un resultado muy positivo para él. Sin duda alguna. Ya en lo otro, son especulaciones donde a mí me queda muy difícil de entrar a juzgar.

—¿Le queda muy difícil por ser presidente de Colombia?

—Pues ni más ni menos. Y porque no quiero aparecer interfiriendo en los asuntos internos de Venezuela. Yo lo que sí hago y quiero es que Venezuela esté distensionada, normalizada y que ojala le vaya bien en todo, porque estamos nosotros atados al futuro de Venezuela. Si allá algo sucede nos afecta inmediatamente a nosotros más que a ningún otro país.
2. LA PAZ Y SUS CONSECUENCIAS

Después de 50 años de guerrilla, de ataques terroristas sin tregua, de miles de víctimas y de secuestros, de chantaje a un país y de cerco a sus instituciones, que en los peores momentos corrieron riesgo de derrumbarse, no cabe sorprenderse de que una cierta esquizofrenia se haya instalado en la sociedad colombiana.

Dependiendo del encuestador, hasta un 70% de la población desea un acuerdo con las FARC, aunque porcentajes similares muestran que la confianza en que esta vez se logre es muy escasa. No sé, le digo a Santos, qué se da más entre los colombianos, si las ganas de lograr la paz o la triste convicción de que no se va a conseguir.

—Yo le diría lo siguiente: primero, hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Cuando yo tomé esta decisión sabía de sus dificultades. Sobre todo cuando decidimos negociar en medio del conflicto. Aquí no hay cese al fuego sino cuando lleguemos a un acuerdo.

—Desde fuera de Colombia resulta difícil entender que mientras se negocia en Cuba, aquí se sigan dando de tiros.

Juan Manuel Santos, el 2 de abril de 2012 en Bogotá. / Christopher Morris/VII (© Christopher Morris/VII/Corbis)

—Esa es una decisión deliberada mía, porque ellos están pidiendo cese al fuego. ¿Por qué la tomé? Primero, porque yo creo que un cese al fuego, y la experiencia así nos lo ha demostrado, lo que hace es prolongar el conflicto; yo quiero exterminarlo lo más rápido posible.

Segundo, porque siempre la historia nos ha demostrado que la guerrilla aprovecha mucho el cese al fuego para volverse a oxigenar, para volverse a fortalecer y continuar la lucha armada; yo no quiero eso. Ya hemos aprendido de las lecciones del pasado y por eso he tomado esa decisión que sé que genera confusiones pero que a la larga va a ser más positiva. Ahora bien, la gente se confunde en un proceso como este porque hay mucha gente que está tratando de vender una realidad que no es cierta.

Y en un proceso como este, que es discreto, en donde hay un acuerdo entre las dos partes de no divulgar lo que se va acordando en la mesa, pues da pie para mucha especulación y para que mucha gente diga que allá se negoció equis o ye, cuando eso no es cierto. Y eso genera mucho ruido y genera oportunidades para los enemigos del proceso de acrecentar el miedo y de acrecentar el escepticismo, un escepticismo que es válido. Yo también lo tengo.

—Esa es una explicación muy racional. ¿Pero siente usted lo mismo que razona?

—Sí. Lo mismo. Porque la gente dice: “Yo no les creo a las FARC”. Y yo les respondo: yo tampoco, en el sentido de que nos han engañado muchas veces, pero por eso mismo estamos negociando de la forma como estamos negociando.

Me merece un gran respeto el general Óscar Naranjo. Va a ser miembro de la junta directiva de una fundación que yo tengo

Esta misma semana, esto es, con posterioridad a la entrevista, comenzó en La Habana la octava ronda de conversaciones entre el Gobierno colombiano y los guerrilleros, después de un mes de receso.

A ellas se incorporó Jorge Torres Victoria, alias Pablo Catatumbo, uno de los dirigentes con más guerrilleros a su cargo, lo que para los optimistas demuestra que la guerrilla está unida en su decisión de negociar, que el sector duro está por el proceso y que el asunto tiene recorrido.

—Yo cada vez me convenzo más de que sí va a haber paz porque veo que hay voluntad de avanzar, hasta ahora. Pero siempre he obrado con gran dosis de escepticismo y de cautela y creo que esa es la actitud que tengo que mantener hasta llegar al acuerdo final.

Eso me obliga a protegerme. Parte de no haber entregado un centímetro de nuestro territorio, de no aceptar cese el fuego es en cierta medida una forma de proteger al país en la eventualidad de un fracaso porque si se fracasa continuamos exactamente como veníamos los últimos 50 años; esto no nos ha costado nada en materia militar, en materia de ventaja estratégica. Por eso son formas de negociar y condiciones en una negociación que, yo por lo menos, estoy convencido que son las más convenientes. A sabiendas de que genera confusiones.

Resulta probable que parte de la ciudadanía, en efecto, sufra algún tipo de confusión. Pero otra, con el expresidente Álvaro Uribe por estandarte, no sufre ninguna, sino que considera que Santos está traicionando a su país y dilapidando por interés electoral, cuando la acusación no es más gruesa, el legado de su antecesor.

La presidencia de Uribe (con Santos como ministro de Defensa) hizo retroceder a los guerrilleros golpe a golpe y dejó a las FARC en la posición de mayor debilidad de su historia. Uribe denuncia de forma incansable el abandono de esa política de firmeza con decenas de tuits al día (cuenta con 2,1 millones de seguidores en esta red social), lo que considera una indignidad y un retroceso en la seguridad de Colombia.

El expresidente goza de mucha popularidad, no pocos colombianos sienten gratitud por su ofensiva contra las FARC, aquellos que vieron retroceder a los guerrilleros en sus propias comunidades sienten incluso que Uribe les devolvió la libertad que el conflicto les había arrebatado. También el expresidente Andrés Pastrana se ha sumado a las críticas. ¿Qué les pasa a los expresidentes de este país?, le pregunto a Santos.

—No, yo no quiero referirme a los ex presidentes. Esa pregunta se la dejo a que la respondan otros. Yo, francamente, no entiendo esa actitud.

—¿Se imaginó alguna vez, en los años de colaboración con Uribe, conociendo su carácter, que esto pudiera llegar a pasar?

—No. No me imaginé nunca. Sobre todo a los extremos a los que ha llegado.

La historia nos ha demostrado que la guerrilla aprovecha el cese el fuego para volverse a oxigenar, yo no quiero eso

Las críticas y acusaciones de Uribe y sus seguidores germinan en suelo fértil porque de forma legítima muchos colombianos sienten un rechazo instintivo a la idea de que los responsables de las desgracias del país queden exonerados de culpa en la negociación de paz, e incluso se puedan dedicar a la política sin haber purgado antes sus penas. La palabra impunidad centra los acalorados debates, como compruebo en apenas tres días en Colombia.

—Esa es la demostración, una de muchas, de los instrumentos tan mezquinos que se están utilizando por parte de los enemigos de la paz. Están diciendo que allá están negociando paz con impunidad sin que ni siquiera hayamos iniciado la discusión sobre ese tema.

Ahí se demuestra claramente cómo los enemigos de la paz están utilizando todo tipo de armas innobles en este debate y hemos visto propaganda negra de todo tipo diciéndole a las fuerzas militares que los van a reducir a su mínima expresión, diciendo que les van a quitar todas sus primas y sus beneficios, diciéndole al país que ya se negoció en Cuba darle a las FARC autonomía en lo que llamamos las reservas campesinas.

Todo eso es una mentira. Y una forma de tratar de envenenar el proceso. Por eso hay que hacer una labor permanente de pedagogía explicándole a la gente que no hay tal. Cuando uno les expone a los colombianos qué estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo y hasta dónde vamos a llegar todos lo aceptan; por eso yo estoy muy confiado.

—¿En un proceso de paz, es más importante la sabiduría que la justicia? ¿Cuán difícil resulta para el gobernante, para el presidente de la República, solucionar este dilema?

—Yo lo pondría de otra forma: dónde traza uno la línea entre justicia y paz. Ese es el gran dilema. Ese es el gran desafío. Si uno le pregunta a las víctimas, siempre le van a pedir más justicia; si uno le pregunta a las futuras víctimas, siempre van a pedir más paz. ¿Cuánto está dispuesto a permitir la sociedad colombiana en materia de sacrificio de la justicia para obtener la paz?

Ahí es donde el gobernante, en este caso este servidor, va a tener que decidir; dónde trazo esa línea y dónde percibo yo que el pueblo colombiano quedaría satisfecho en materia de sacrificio y la justicia en aras de la paz. Yo pienso que, de todas formas, la justicia, y eso lo digo como una cuestión de filosofía jurídica, no puede ser un obstáculo para la paz. Esa fue una frase que inclusive oí al propio fiscal Luis Moreno, de la Corte Penal Internacional. La justicia no puede ser obstáculo para la paz; y la paz, al fin y al cabo, es el objetivo más sublime que debe tener cualquier sociedad.

Además, me rehúso a creer que nosotros somos violentos por naturaleza. Yo eso no lo creo. Si llegamos a fracasar en estas negociaciones, me da pena decirlo, yo he demostrado que sé hacer la guerra. He sido la persona que más duro le ha pegado a las FARC en toda su historia, como ministro de Defensa y como presidente.

—¿Cree usted que es posible acabar militarmente con las FARC?

—Es posible, pero nos demoraríamos otros 50 años. A costa de muchas vidas, de mucha sangre, de parte y parte.
3. LA REELECCIÓN. EL FUTURO

Resulta difícil, y seguramente artificial, separar este apartado del anterior, pues no pocos observadores consideran que al abrir la negociación con las FARC, Santos ha ligado su suerte al resultado de aquella, otros creen que el presidente trata de impulsar su reelección precisamente con un improbable y espectacular anuncio antes de que venza su mandato y todos comparten la idea de que ambos procesos se entrelazarán de forma peligrosa e inextricable. ¿Le preocupa esto al presidente?

Cada vez me convenzo más de que sí va a haber paz porque, hasta ahora, veo que hay voluntad de avanzar

—No. No me preocupa porque no creo que eso sea cierto. Las FARC no van a tener en este momento ninguna determinación sobre, por ejemplo, si yo acepto o no acepto algo en la mesa. Mis enemigos me han acusado de que por buscar una posible reelección, que no la he buscado ni he decidido si me reelijo o no me reelijo, yo esté haciendo concesiones a las FARC. Eso es una especulación malévola, muy contraria a mi forma de ser, porque no me conocen, y a la realidad. Yo tengo mis líneas rojas, yo sé qué se puede ceder y qué no se puede ceder desde un principio y desde ahí no me mueve nadie.

—Asumamos que no se presenta usted a la reelección. O que se presenta y resulta derrotado. Su legado político, su puesto en la historia de Colombia, ¿no quedará de alguna manera ligado a la guerrilla, en caso de que el proceso fracase?

—Pues, por supuesto, qué bueno sería poder entregar este país en paz y para mí sería maravilloso, pero yo no voy a buscar eso a cualquier precio. Yo sé exactamente qué es lo que se puede entregar y qué es lo que no se puede entregar en la mesa de negociación, qué es aceptable y qué no sería aceptable para el pueblo colombiano. Acuérdese de que eso va a ser refrendado popularmente. Lo que yo sí creo es que el pueblo colombiano cuando vea lo que se logre, si se logra, va a estar detrás y apoyando en una inmensa mayoría.

—En la entrevista que tuvimos a los pocos meses de su mandato usted me dijo que esperaba ver terminada en estos cuatro años su tarea, sentir suficiente satisfacción para el resto de su vida y no tener necesidad de presentarse a la reelección.

—Es cierto. Y sigo pensando eso. Qué bueno sería no tener la necesidad de presentarme a la reelección porque pude terminar mi obra de gobierno. Eso sería muy satisfactorio. Con esto no le quiero decir que no me vaya a presentar a la reelección. Y puede estar, como usted lo mencionaba, muy ligado a qué suceda en el proceso de paz. Pero en la medida en que podamos ir cumpliendo con los objetivos, bienvenido sea, porque nos podremos poner, si llego a decidir meterme en la reelección, unos objetivos todavía más ambiciosos.

Hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Cuando yo tomé la decisión de empezar a negociar sabía de sus dificultades

—¿Qué le parecería el general Óscar Naranjo [Naranjo es un general retirado de la Policía Nacional con un prestigio extraordinario y que se distinguió de forma especial en la batalla contra los narcotraficantes] como compañero de ticket electoral?

—Yo tengo por el general Óscar Naranjo un gran respeto y tenemos una gran amistad. Le voy a dar una chiva [noticia exclusiva]: él es miembro o va a ser miembro de la junta directiva de una fundación que yo tengo, que se llama la Fundación Buen Gobierno, que opera y que va a operar hacia el futuro más…. pero yo no estoy pensando todavía en ningún ticket porque no he decidido todavía si voy o no a la reelección.

—Con reelección o sin ella, esté usted al frente o no del país, ¿cuáles son los mayores riesgos que ve usted para Colombia en los próximos años?

—Que no logre concretarse el proceso de paz, que continuemos en este conflicto sin sentido durante mucho tiempo más y que estas políticas tan agresivas en lo social y tan positivas en lo económico, que ya están comenzando a dar frutos, de pronto venga alguien y las borre. Si hemos logrado tanto sin haber logrado la paz, imagínese lo que significaría lograr la paz. Si todo lo que tenemos ha sido en medio del conflicto, este país sería muchísimo mejor si logramos terminar ese conflicto.

Se facilitarían muchísimo estas políticas que estamos discutiendo, políticas en la reducción de la pobreza, podríamos ser mucho más audaces en la parte del campo, donde está concentrada la mayor cantidad de pobreza, podríamos atraer muchísima más inversión. El potencial de este país es enorme. Lo estamos aprovechando muchísimo con un conflicto; lo podemos aprovechar mucho más sin el conflicto.
4. LA DESIGUALDAD Y SUS CONSECUENCIAS

Son algo más de las nueve de la mañana. Santos sale por una de las puertas de la Casa de Nariño a un patio donde le esperan los coches que le llevarán a un acto oficial, en el que se presentarán datos sobre la evolución de los índices de pobreza desde que él asumió la presidencia. Viste camisa blanca sin corbata y un chaleco azul, desabrochado, con el logo DPS (Departamento para la Prosperidad Social) y el lema Prosperidad Para Todos en la espalda, grande, destacado.

Subimos a su automóvil y le comento la coincidencia: en la entrevista que le hice a los pocos meses de asumir el mando, declaró él con énfasis, y así lo reflejé en el título, lo mucho que Colombia necesita avanzar en justicia social. Y aunque la fecha de esta conversación se ha fijado en función de mi viaje a Bogotá, la casualidad ha querido que nos dirijamos precisamente a un evento en el que se desglosarán los avances de su Gobierno en esta materia. Santos se congratula de la coincidencia, explica que hasta hace unos años Colombia era el país de América con mayor grado de desigualdad, sólo por detrás de Haití, hace una referencia al pecado que ello supone y concluye con severidad:

Sería maravilloso poder entregar este país en paz al próximo presidente, pero no voy a buscar eso a cualquier precio

—Colombia es la democracia más antigua de América Latina, pero si no somos capaces de disminuir la desigualdad, no hay futuro.

El evento en sí consta de dos partes bien diferenciadas. La primera transcurre sin cámaras de televisión, que entrarán luego. En la mesa se sientan una batería de expertos, profesores de universidad muchos de ellos, entre los que ocupa un lugar destacado John Hammock, cofundador del Oxford Poverty & Human Development Initiative, un programa diseñado para medir la evolución de la pobreza con múltiples indicadores, salud, educación, vivienda, y no únicamente ingresos, lo que permite una mejor comprensión de los problemas, según explica él mismo. Enfrente ocupan sus lugares no menos de una docena de altos funcionarios del Gobierno.

Santos inicia su discurso con una alusión a la autoexigencia, a la necesidad de medir la pobreza con indicadores fiables, saluda a los académicos de forma especial, mira a sus funcionarios y concluye: “Nos interesa hacer las cosas bien y que lo que hagamos sea bien medido”.

Comienza una serie de proyecciones de tablas, números y gráficos cuyo relato se puede sintetizar de la siguiente manera: en los dos últimos años se ha producido una reducción de la pobreza sin precedentes en Colombia; por nivel de ingresos, 1,7 millones de personas han salido de esa condición, lo que deja al 32,7% de la población como pobres oficiales, cuando la cifra llegaba al 40,3% en 2009; en las 13 ciudades principales del país, el nivel de pobreza fue el año pasado del 18,9%, por primera vez por debajo del 20%, cuando en 2009 estaba en el 25,6%; más de 700.000 personas han abandonado la pobreza extrema.

Santos sigue las explicaciones, no entiende bien algunos de los gráficos que se presentan, pide aclaraciones, se las dan, y cuando un resultado le parece extraordinario, se dirige al funcionario en cuestión.

—Esto, ¿por qué no lo hemos contado así?

—Yo sí lo he hecho.

—Pues no se le ha oído.

No quiero decir que no me vaya a presentar a la reelección, puede estar muy ligado a la marcha del proceso de paz

El robusto crecimiento económico en Colombia en los últimos años explica en parte estos resultados. Pero, como subrayan los expertos que asisten a la sesión, los esfuerzos gubernamentales han logrado también reducir la desigualdad.

En otros países con crecimiento suben los ingresos, pero también la desigualdad, como en Estados Unidos, explica el profesor de Oxford. Según los datos presentados, Colombia es desde 2010 el segundo país del mundo que mejoró más la distribución del ingreso tras Ecuador, según el coeficiente de Gini, de nombre abstruso para la mayoría, pero que los expertos consideran el indicador más fiable para medir esta magnitud.

Mientras se siguen sucediendo las tablas de datos, Santos explica que la autoexigencia de la que habló antes le llevó a crear con la Universidad de Oxford el índice de pobreza multidimensional cuyos resultados se proyectan hoy en una pantalla en el centro de formación profesional en el que se celebra el acto. El profesor Hammock me dirá luego en un aparte:

—En esto Colombia está realmente en la vanguardia.

El presidente explica que la reforma fiscal que ahora entra en vigor mejorará estos resultados en los próximos años, que el sistema tributario anterior era regresivo, la distribución del ingreso empeoraba después de pagar impuestos, y que el cambio no se ha hecho por la angustiosa necesidad de ingresos que suele impulsar las modificaciones en la fiscalidad en cualquier latitud.

Colombia registró el año pasado un superávit fiscal del 0,45%, el más elevado desde que hay registros públicos, y el país goza de una de las economías más saneadas de la región, resultado de diez años de elevados precios de las materias primas que exporta, la credibilidad macroeconómica que exhala y el retroceso constante de la guerrilla.

“Como exministro de Hacienda”, medio bromea Santos, “puedo decir que todas las reformas anteriores eran fruto de una angustia fiscal. Con que me consiga ingresos, haga lo que quiera en el Congreso. Es la primera vez que no hacemos una reforma para aumentar los ingresos”.

Colombia es la democracia más antigua de América Latina, pero si no somos capaces de reducir la desigualdad, no hay futuro

Acaba la primera parte del evento, salen los expertos y entran familias, mujeres y niños, beneficiarios todos ellos de alguno de los múltiples programas sociales del Gobierno colombiano
Entran también las cámaras de televisión. Por turnos, los invitados dan las gracias al presidente, formulan sus peticiones —“que salgan muchos programas más para las familias más pobres”, dice una mujer; una adolescente con un castellano exquisito y una articulación extraordinaria habla de “los sueños que anhelamos”—, los niños se aburren y se impacientan ante la misma retahíla de datos que vuelve a desfilar por la pantalla para los periodistas que se acaban de incorporar, se anuncian entregas de viviendas para los más desfavorecidos —“a los pobres de Colombia no les fallaremos”— y, aunque el presidente afirmará luego en la entrevista que no ha decidido si se presenta o no a la reelección, un ligero perfume a campaña electoral comienza a impregnar la sala.

“Tenemos la inflación más baja en medio siglo, tenemos un desempleo que ha descendido en los 33 meses que llevamos de gobierno, mes tras mes, sin interrupción, hemos creado dos millones de empleos, hemos logrado un superávit fiscal, tenemos el índice de miseria más bajo”.

Acaba el acto, los periodistas se van, las familias son acompañadas fuera del recinto y volvemos a la residencia oficial. En el coche, el presidente insistirá en una idea a la que ya ha hecho referencia en el acto.

—Ya somos un país normal, no un país vergonzante y vergonzoso con la desigualdad. Esto es más importante que dar de baja al número uno y al número dos de las FARC, más importante que el superávit. Para mí, este día es tal vez el más importante que he tenido en los 33 meses de gobierno que llevo.
Fuente: El País
Por: Javier Moreno